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Mallorca fue un bosque de laurisilva subtropical

Los paraísos todavía existen . . . 

 Una imagen de postal como ésta ya la habéis visto en otras de mis entradas de este blog. La verdad es que cada vez que voy a este lugar de ensueño no puedo resistir la tentación de fotografiarlo. Es lo más parecido a un paraíso, un pequeño Shangri-la utópico en pleno Mediterráneo. Contemplar tanta belleza todavía sin destruir en la isla que me vio nacer es como un regalo de los dioses, un subidón de esperanza, una emoción indescriptible que me acelera el corazón y me humedece los ojos. El islote del centro de la imagen, S'Illeta, se salvó por los pelos de la codicia humana. Poco faltó para que lo cubriesen de cemento construyendo sobre él un hotel de lujo para multimillonarios. Por suerte prevaleció la cordura. Fijaos en el diminuto bosquete de pinos carrascos que crece sobre la roca litoral que se ve en primer plano. Es lo más parecido a un bonsai natural. ¡Cuánta belleza! ¿Verdad?

El pasado domingo fue un día para ser guardado en lo más sagrado y entrañable de mi memoria. Con mi amigo Llorenç visitamos una tras otra media docena de maravillas de la Serra de Tramuntana, como la venerable encina de bellotas dulces varias veces centenaria que os mostré hace unos días.

Tras recargar las baterías con una deliciosa y contundente paella nos dirigimos hacia la parte central de la Serra de Tramuntana montados en mi pequeño Hyundai, muy práctico para circular por las estrechas callejuelas medievales de los pueblos de las montañas mallorquinas. Hacía un calor insoportable y decidimos parar a tomar algo en el Mirador de Ses Barques. En su terraza soplaba una frisa muy fresca y las vistas sobre el Puerto de Sóller eran espectaculares.

Proseguimos la excursión hacia Sa Calobra y en un rellano junto a la carretera aparcamos el coche. Ante nosotros se alzaba el impresionante y bien conservado Acueducto de Turixant. Nos llamó la atención un pequeño cabrahigo silvestre, Ficus carica var. caprificus, que crece en lo alto del acueducto enraizado entre las piedras de la construcción.

Parece increíble que la semilla pudiera llegar ahí arriba con la defecación de un ave frugívora y que lograse germinar entre dos piedras casi sin tierra ni agua. Nuestros cabrahigos son verdaderos campeones de la supervivencia, están perfectamente adaptados al clima tórrido y reseco de los países ribereños de la Cuenca Mediterránea.

Una vez atravesado el acueducto viene un tramo de carretera cuesta abajo que se curva a la izquierda sobre el puente del Torrent des Gorg Blau. Hace ya más de un lustro que hice el mismo recorrido acompañando a mi buen amigo y maestro Juan Rita Larrucea, profesor de Botánica de la Universidad de les Illes Balears, que me llevó a ver dos plantas fantásticas, dos pequeños tesoros de nuestra riquísima flora.

Uno de estos tesoros, el helecho Phyllitis sagittata, era una asignatura pendiente para mí, pues llevaba años buscándolo y no lograba encontrarlo. Se lo dije a Juan Rita y él me acompañó encantado a ver una de sus escasas poblaciones. En la imagen tomada hace cinco años se pueden ver varios ejemplares muy jóvenes de este helecho con sus frondes en forma de lengua de ciervo. A su lado abajo a la derecha se ven unos cuantos helechos Asplenium trichomanes. Ambos pteridofitos crecen siempre sobre un sustrato de musgos, líquenes y hepáticas.

Cuando ya nos íbamos mi amigo Juan, con su excelente vista de botánico veterano, vio un gigantesco y bellísimo ejemplar de Phyllitis sagittata en lo alto de unas rocas. Sin duda era el progenitor de todos los pequeños Phyllitis que crecían en varios kilómetros a la redonda. Fijaos como se transparentan a contraluz los soros repletos de esporas. Es una planta antediluviana realmente bonita que en la Península está en claro declive.

Mi tocayo me tenía reservada una sorpresa todavía más emocionante. Tras dejar atrás el Torrent des Gorg Blau proseguimos por la carretera hacia el Monasterio de Lluc. Varias curvas más adelante me señaló con el dedo un paisaje alucinante, como de otro mundo, bonito a rabiar. Nunca hubiera imaginado que en Mallorca pudiera haber unas rocas tan hermosas y espectaculares, intensamente blancas y dispuestas como las hojas de un libro.

Ahí las tenéis. Son formaciones kársticas de lapiaz moldeadas durante millones de años por la erosión y disolución de las rocas calcáreas por las correntías del agua de lluvia que desaguaban, como siguen haciéndolo hoy en día, en el primitivo Torrent des Gorg Blau (Garganta Azul). 

Pero no eran estas rocas tan bonitas la verdadera sorpresa que Juan quería compartir conmigo, sino el árbol que crece entre sus blancas hojas calcáreas, el laurel silvestre, sí amigos, el ancestro de nuestro culinario laurel que da sabor y aroma a nuestros guisos. En este agreste paisaje de ensueño sobrevive el último bosque de Laurisilva de las Baleares. Es como un pequeño fósil viviente, una reminiscencia de lo que hace siete millones de años era un maravilloso bosque de árboles planifolios de hoja perenne que captaban la humedad de la brisa marina del primitivo y subtropical mar Mediterráneo y la condensaban en forma de rocío sobre sus hojas, cayendo gota a gota como un agua dulcísima sobre la hojarasca del sotobosque, como si de una verdadera lluvia se tratase, exactamente igual que el fantástico fenómeno actual de la lluvia horizontal de las islas de la Macaronesia. La hojarasca en descomposición se comportaba como una esponja, absorbía y retenía el agua que goteaba desde las copas y mantenía una maravillosa humedad permanente en las raíces de los árboles, permitiéndoles crecer exuberantes en una isla donde la lluvia normal es más bien escasa. Juan Rita con su gran capacidad didáctica me lo explicó con tal vehemencia que me contagió su fascinación por este lugar.

Los laureles están enraizados en las profundísimas grietas excavadas entre las hojas de lapiaz.

Sus voluminosas copas de un verde intenso sobresalen por encima de las rocas, como si se asomasen con timidez a un mundo que ya no es tan amable y cálido como el de sus ancestros de hace siete millones de años. Les acompañan otros arbustos planifolios de hoja perenne como Viburnum tinus y Rhamnus alaternus, que sin duda han compartido durante todos estos millones de años el mismo hábitat y los mismos cambios climáticos que los laureles.

Así pues este pasado domingo quise compartir con Llorenç estos fantásticos paisajes antediluvianos y las plantas que los habitan. Os recomiendo ampliar esta foto con un doble click para que podáis apreciar el finísimo borde cortante de estas delgadas rocas afiladas como cuchillos.

Llorenç alucinaba. Estaba emocionado. Nunca había visto algo parecido. Movido por un intenso e irrefrenable deseo de pasear cual cabra montés sobre aquellos cuchillos de roca y comprobar por si mismo que las hojas de estos laureles ancestrales huelen realmente a laurel, se lanzó a saltar de roca en roca, de filo en filo, hasta alcanzar una ramilla. Yo, pobre de mí, que soy un cobardica y tengo un vértigo atroz, no podía entender que Llorenç no sintiese ningún miedo y le suplicaba a voz en grito que se olvidase del laurel y saliese de aquel infierno para faquires a la seguridad de la carretera.

Y sí, efectivamente, las hojas al ser frotadas entre los dedos huelen intensamente a laurel.

Llorenç, sabedor de mi gran afición por los árboles, me regaló la ramilla para que pruebe de sembrarla en una maceta a ver si enraíza. Como había suficiente para dos esquejes la partimos y ambos nos llevamos a casa media ramilla de estos laureles tan primitivos que son un verdadero tesoro genético. Confiamos en que echen raíces. De momento, hoy, a los seis días de la siembra, mi esqueje continúa con las hojas bien verdes y turgentes. Si hay suerte y prospera, dentro de unos años un laurel de la primitiva Laurisilva mediterránea subtropical embellecerá mi jardín.




Myrcianthes pungens, el mirto del Amazonas

Los indios guaraníes lo llamanivá viyú. EnBrasil, Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay recibe el nombre de guabiyú, guaviyú, guabijú o guavijú y en lenguaje científico internacional Myrcianthes pungens. Otros nombres secundarios considerados sinónimos sonAcreugenia pungens, Eugenia pungens, Eugenia ybaviyu y Luma pungens.


Se trata de un arbusto o pequeño árbol forestal de no más de 12 metros de altura que crece en los claros más iluminados de la región tropical más sureña de la cuenca del Amazonas, llegando hasta el norte subtropical de Argentina y Uruguay. Al igual que nuestro mirto mediterráneo, con el que guarda un gran parecido, pertenece a la familia de las Myrtaceae.

Hace unos siete años mi cyber-amigo portugués Sérgio Duarte, profesor de Sistemas de Computación de la Facultad de Informática de la Universidad Nova de Lisboa, gran aficionado a los frutales tropicales, me mandó una pequeña colección de arbustos brasileños de unos dos años entre los que había dos Myrcianthes pungens. Ambos llevan seis años sembrados en mi jardín. El más vigoroso y mejor adaptado es el que se ve en la imagen. Está magnífico. Ya mide más de dos metros de altura y este año ha florecido y fructificado por primera vez. El otro parece sufrir con el clima de Mallorca y no acaba de arrancar.

Primeras flores dia 21 de junio de este año. Son extraordinariamente parecidas a las de nuestro Myrtus communis.

Más flores de Guabijú, que desprenden un delicado aroma.

Los numerosos y llamativos estambres de sus flores son una característica compartida por todas las Myrtaceae.

 Hojas lustrosas de Myrcianthes pungens. Si son machacadas despiden una resina volátil que ahuyenta las moscas y otros insectos, por lo que pueden utilizarse como repelente doméstico. Tomadas en infusión tienen un efecto astringente y antiséptico que facilita la resolución de los cuadros diarréicos.

Fruto maduro de Guabijú. Es muy llamativo su color granate casi negro y la abundante pilosidad que recubre su exocarpio.

Mismo fruto anterior en detalle. Resulta llamativa la clorosis ferropénica de las hojas, que no parece afectar a la buena salud del arbusto. Esta myrtácea sudamericana está tan adaptada a vivir sobre el sustrado ácido de la hojarasca de la selva  que al sembrarla en tierra caliza y ligeramente  alcalina sus raíces no logran absorber el hierro y sufren de clorosis, como se puede ver en las manchas blancas de las hojas.

 Tamaño real de un fruto de Guabijú.

La pulpa tiene un vivo color anaranjado y rodea una única semilla que debe sembrarse inmediatamente, pues como ocurre con muchos otros frutales tropicales y subtropicales pierde rápidamente la capacidad de germinación.

La pulpa tiene un exótico sabor tropical parecido al de la Cereza del Surinam. Es muy rica en vitaminas y antioxidantes. La piel o exocarpio es bastante gruesa y pilosa, por lo que conviene pelar el fruto antes de consumirlo.

La semilla es muy pequeña y tiene una forma arriñonada.


Pelar un higo chumbo: así lo hacía mi Abuelo


Hace muchos años, más o menos medio siglo, cuando yo era un chavalín lleno de vida, inocencia, ilusión y esperanza, ir al campo a visitar a mis abuelos maternos con mi madre y mis hermanas, bien a pie, en bicicleta o montados en el carrito tirado por mi adorada e inolvidable burrita Margarita era para mí una aventura fascinante que hacía latir con fuerza mi corazoncito y llenaba de endorfinas de felicidad mis jóvenes neuronas ávidas de información. Era como ir a un zoo, había muchos animales y yo no me cansaba de observarlos: tres vacas, un mulo yeguar, un caballo, un verraco descomunal, varias cerdas de cría con lechoncillos, gallinas, palomas, pavos, pintadas, ovejas, perros y gatos. Ahhh, se me olvidaba, también había tortugas de tierra, alguna casi centenaria, que mi abuelo criaba en un gran corral de chumberas cerrado con una pared de piedra seca. A veces me enseñaba las pequeñitas recién salidas del huevo. Me ponía una en la mano y yo la miraba fascinado y emocionado. ¡Eran tan bonitas!

Aquí me tenéis con un añito recién cumplido en el carro tirado por Margarita. Era nuestro vehículo familiar. Entonces en el pueblo sólo tenían coche el alcalde, el párroco y algún ricachón.

Con mi abuelo paterno en el corral de casa. Él tenía 67 años y yo tres o cuatro. Fijaos en mis piernitas y mi vientre abultado. Los que sois médicos como yo sabéis lo que significan: raquitismo severo y desnutrición. Sobran los comentarios. Ahora, mirando esta fotografía entrañable, se me parte el alma y no puedo evitar que se me humedezcan los ojos. Sólo comíamos un poco de carne o pescado los domingos al mediodía. ¡Cuanta miseria y cuánta hambre en los años 50 hasta que se inició el boom turístico y las Islas Baleares empezaron a salir del tercer mundo!

 Otra foto entrañable con mi abuelo paterno en el corral de la casa donde nací y me crié. Por curiosidades del destino ambos llevábamos el mismo nombre y los mismos dos apellidos. En la destartalada jaula inclinada que parece la Torre de Pisa mi madre criaba tres o cuatro gallinas para aprovechar los desechos de la cocina que completaba con un poco de salvado de trigo mojado con agua. Yo tenía tanta hambre que me comía parte del salvado robándoselo a las gallinas. La verdad es que estaba muy bueno.  El arbolito que se ve detrás de mi abuelo era un melocotonero borde nacido de un hueso que alguien tiró a la tierra del pequeño jardín que rodeaba el corral. Daba pequeños melocotones muy aromáticos.

Con mi hermana mayor. Ella fue como una segunda madre para mí. Me adoraba. Me cuidaba. Me mimaba. Me quería tanto que cuando yo rompía algo se daba la culpa a ella misma para que mis padres no me castigasen. Ahora es una feliz madre de siete hijos y abuela de otros tantos nietos. En mi niñez tenía el pelo rubio, pero con los años se fue oscureciendo hasta hacerse castaño. Fijaos que tengo un gatito entre las manos. Me crié entre gatos, eran mis juguetes y mis mascotas a la vez.

En mi primera comunión estaba tan delgado que con siete años sólo pesaba 17 kilos. Tres años después acabé postrado en la cama durante seis meses por una tuberculosis muy avanzada que casi me mata. Tenía el hígado y los pulmones completamente invadidos por el bacilo y no paraba de vomitar. Recuerdo que me miraba en un espejo y me veía más amarillo que los chinos que salían en los tebeos por la ictericia. De hecho el primer día de tratamiento entré en coma, tenía una fiebre altísima, no podía moverme ni hablar y si abría los ojos lo veía todo negro. Mis oídos sin embargo, como les ocurre a todas las personas que entran en coma, estaban bien despiertos. Escuchaba perfectamente todo cuanto hablaban mis padres y el médico del pueblo, que me velaron durante toda la noche. Don Juan Pizá les decía a mis padres que yo estaba muy grave, que seguramente no llegaría a la madrugada y que se fueran haciendo a la idea de que moriría en cualquier momento. Mi madre no paraba de llorar y mi padre salía de la habitación para que no le vieran. Estaba muy mal visto que los hombres llorasen. Yo quería gritarles que no era verdad, que no me moriría. Al ser monaguillo sabía que sólo se morían los viejos a los que el párroco y yo íbamos a administrar la extremaunción. Los niños no se morían. Y no me morí. Aquí estoy dándoos la tabarra con mis escritos.

Era más grande el traje de marinero que yo mismo. Cabían dos juanes. En mi semblante y en mis ojos podéis adivinar una tristeza sutil, lo que en la actualidad llamaríamos una depresión infantil, que me llevó a perder por completo el poco apetito que siempre había tenido y finalmente tres años después me arrastró a las puertas de la muerte. En realidad estaba llorando por dentro. Son cosas muy íntimas que sólo yo entiendo. Mirando fijamente mis propios ojos de niño logro retroceder en el tiempo de mi vida y entrar de nuevo en mi alma infantil. Es como un auto-psicoanálisis que me parte el alma y me hace sentir de nuevo todo el dolor que sentía entonces. Escribo esto con lágrimas en los ojos. 

Y volviendo a lo que os decía al principio, siempre que íbamos a ver a mis abuelos maternos que vivían en un pequeño cortijo a tres kilómetros del pueblo, mi abuelo cogía unas tenazas enormes de madera que él mismo había fabricado, recolectaba con ellas un cubo lleno de higos chumbos del corral de las tortugas y luego nos llamaba diciendo: "Voleu pegar una panxada de figues de moro?" (¿Queréis daros un atracón  de higos chumbos?) "Siiii", le contestábamos sus nietos y sobre un bloque de arenisca iba pelando los higos chumbos uno a uno sin temor a pincharse, pues tenía las manos muy callosas por su duro trabajo de campesino. ¡Qué ricos! Nos sabían a gloria. Comíamos hasta hartarnos y aunque fuera con los frutos de un cactus mexicano lográbamos llenar nuestro siempre famélico estómago de niños de posguerra.

Pelar higos chumbos es muy sencillo. Tras meterlos en un cubo lleno de agua y removerlos con un palo para que se desprendan las espinas y se reblandezcan las que no se desprendan, se les hace un corte en cada extremo y otro a lo largo.

Luego se despega la piel de la pulpa.

Y ya está pelado. Sólo falta coger la pulpa con la mano y comérsela a mordiscos. 

Tiene una consistencia crujiente y un sabor dulce, afrutado y refrescante.

Se come todo, semillas incluidas.

Y como el ave fénix, tras curarme completamente de la tuberculosis, reviví del infierno de mi tristeza de niño y tuve una adolescencia llena de salud.  Aquí me veis con 16 años con una gran cabellera que a los 30 años desapareció de mi cuero cabelludo y me dejó más calvo que una bola de billar. Cosas de la testosterona. 

Y aquí a mis 23 años en una fiesta de disfraces con otros estudiantes, acabando ya la carrera de medicina. ¡Qué maravilla de dentadura tenía entonces!, ¿verdad?



Ficus altissima de Palma de Mallorca: su polinizador ¿un reto para los entomólogos?

Sus higos maduran y contienen semillas: ¿vive en Mallorca su avispilla polinizadora asiática Eupristina altissima?

Ha sido encontrada y catalogada por los entomólogos de la Universidad de las Islas Baleares. 


El Ficus altissima que embellece los jardines de S'Hort del Rei de Palma de Mallorca, llamado Council tree en inglés, es un árbol extraordinario por su rareza fuera de los trópicos, ya que procede del sudeste asiático y en teoría necesita un clima tropical para sobrevivir. Sin embargo, en la capital de Mallorca, muy cerca del mar Mediterráneo, vive muy a gusto y no parece sufrir en absoluto por el frío invernal. 

El Hondero Balear es su fiel guardaespaldas.

La estatua de este mítico y aguerrido defensor de las Islas Baleares, cuya única arma era una simple honda con la que era capaz de perforar el casco de los barcos invasores lanzándoles un canto rodado, lo que provocaba su hundimiento, preside los bellísimos jardines que circundan la Catedral de la ciudad. A los habitantes de las islas contemplar esta estatua nos hace sentir orgullosos de nuestros valientes ancestros. 

Sus grandes hojas de consistencia coriácea como de plástico visten su imponente copa. 

Son muy parecidas a las del Ficus elástica, aunque a diferencia de éste tienen unas marcadas y llamativas nerviaciones.

Una amplia base de poderosas raíces le mantiene en pie permitiéndole soportar vientos huracanados sin peligro de ser derribado. Su corteza es muy lisa y de un bonito color gris plateado. Su tronco se bifurca en varios sub-troncos desde la base. 

Curiosamente en las selvas tropicales del sudeste asiático de donde es originario se comporta como una típica higuera estranguladora. Las aves frugívoras y los monos arborícolas se alimentan de sus higos y posteriormente defecan las semillas sobre las ramas de los árboles de la selva. La humedad permanente de estos hábitats permite germinar a las semillas en el escaso sustrato formado por hojas en descomposición acumulado en las bifurcaciones de las ramas. La higuera recién nacida emite inmediatamente una larga raíz que va descendiendo pegada a la corteza de su árbol-víctima hasta que consigue alcanzar el suelo. Una vez enraizada el crecimiento de la pequeña higuera se acelera de una manera vertiginosa y desde lo alto de la copa de su huesped emite numerosas raíces que rodean el tronco en un abrazo mortal, mientras su copa se ramifica y se viste de hojas hasta cubrir totalmente la de su víctima sumiéndola en una oscuridad letal que le impide realizar la fotosíntesis. El árbol muere literalmente estrangulado y poco a poco sus ramas y su tronco que han sustentado a su asesina se pudren y la higuera asesina ocupa su espacio en la selva. Con el tiempo las raíces descendentes acaban fusionándose y adoptan la forma y consitencia de un verdadero tronco. El Ficus altissima ha logrado su objetivo: sobrevivir y prosperar en un medio despiadadamente competitivo como son las selvas tropicales.

Sus frutos tienen una forma ovalada con un bonito exocarpio de color rosado intenso con puntitos blancos. En plena maduración adquieren un color morado casi negro con tonalidades azules. Como puede verse en la imagen son un manjar delicioso para los mirlos que viven en este jardín urbano. La pulpa anaranjada es muy jugosa y bastante ácida. Lo sé por propia experiencia, pues llevado por mi irresistible curiosidad por todo lo exótico no dudé en probarla. Os debo confesar que tuve que escupirla. Su acidez no tiene nada que envidiar a la de los limones, pero no cabe duda de que a los mirlos les encanta. Esta riqueza en ácidos la hace muy laxante con la intención de provocar diarrea en las aves y los monos que la consumen en su tierra de origen, aumentando así el número de sus defecaciones y la dispersión de sus semillas en una gran área de la selva.

Y aquí llega la sorpresa. El sicono contiene numerosas semillas aparentemente viables. A excepción de las higueras cultivadas mediterráneas que en su mayoría son partenocárpicas, es decir, capaces de madurar sus higos sin necesidad de ser polinizadas por el polen transportado por la avispilla Blastophaga psenes, aunque ello comporte que no contengan semillas, las demas plantas del género Ficus sólo maduran sus frutos si son visitados por su correspondiente avispilla polinizadora específica. 

Entonces, ¿cómo se entiende que estos higos del Ficus altissima palmesano estén perfectamente maduros con numerosas semillas rodeadas de una abundante pulpa jugosa? ¿Vino con el árbol cuando fue sembrado su avispilla asiática específica Eupristina altissima? ¿Ocurre como en Florida donde el Ficus altissima se ha asilvestrado y se comporta como invasor de las manglares de los Everglades, gracias a que algunas avispillas asiáticas del género Eupristina se han asentado en esta península subtropical norteamericana y polinizan sus higos, dando lugar a la dispersión de sus semillas por las aves y al nacimiento descontrolado de plantones asilvestrados?

Otros moráceas cultivadas como árboles ornamentales fuera de su hábitat, como el Ficus elastica, a pesar de dar abundantes frutos, no consiguen madurarlos y caen al suelo resecos sin pulpa y sin semillas. En la imagen se ven cuatro higos hueros de esta especie recogidos bajo un imponente Ficus elastica en el Parque de María Luísa de Sevilla. 

En la misma Sevilla, en el Parque de San Sebastián, hay otra morácea que sí consigue madurar sus frutos y producir abundantes semillas, el Ficus microcarpa (sinónimo de Ficus retusa y Ficus nitida). En la imagen se ven higos en distintas fases de maduración. Los probé y su jugosa aunque escasa pulpa blanquecina me supo bastante insípida pero contenían numerosas semillas aparentemente viables. Tienen la forma y el tamaño ideales para ser tragados por las aves frugívoras.

En el centro de la Isla de Mallorca conozco un Ficus microcarpa capaz de soportar heladas de hasta -5ºC que también consigue madurar sus abundantes frutos. Siempre que lo veo no puedo resistir la tentación de comerme unos cuantos de sus diminutos higos aún a sabiendas de que no saben a "nada".

No cabe duda de que su avispilla polinizadora específica Eupristina verticillata, originaria del Asia tropical, vive en Sevilla y en Mallorca. Este insecto himenóptero en la actualidad tiene una distribución cosmopolita, ya que ha acompañado al Ficus microcarpa en su expansión a manos del hombre como árbol ornamental.

Y también en Mallorca, concretamente en mi jardín, tengo un pequeño Ficus rubiginosa de algo más de metro y medio de altura que cada año produce higos diminutos como el de la imagen con bastante pulpa ligeramente dulce y numerosas semillas. Y nuevamente surge la misma pregunta: ¿vive en Mallorca su avispilla polinizadora específicca australiana Pleistodontes imperialis? Todo parece indicar que sí.

Espero que algún entomólogo de la Universidad de las Islas Baleares me confirme la existencia de la avispilla Eupristina altissima en tierras mallorquinas. 


Las flores del cambio climático

¿Se alterará también el celo en los animales salvajes?

Las altas temperaturas otoñales junto con las abundantes lluvias y los soleados días que las siguen enloquecen y perturban el ciclo vital de las plantas. Los sensores para la temperatura y la luz ubicados en sus yemas se confunden, creen estar en la primavera y sintetizan fitohormonas prematuramente acelerando la floración que se adelanta en cinco o seis meses. He aquí algunos ejemplos:

Manzano, Malus pumilla, con una vistosa flor rosada junto a dos magníficas manzanas maduras a principios de otoño.

Detalle de la flor anterior.

Cneoron tricoccon, que suele florecer en primavera, con una magnífica floración otoñal.

Pyrus betulaefolia, el peral silvestre de los bosques templados de China que florece normalmente a principios de la primavera, mostraba ayer a mediados de otoño esta abundante floración.

Otras dos flores otoñales de Pyrus betulaefolia. En China este peral espinoso vive en los bosques de bambú y sus diminutas peras, las más pequeñas del mundo, son una golosina para los osos panda y las aves frugívoras.

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 Peritas chinas maduras de sólo medio centímetro.

Abundante floración de un peral común, Pyrus communis, a mediados de octubre.

El Linum maritimum suele florecer desde mayo hasta agosto. El de la imagen, ayer día 18 de octubre, mostraba una abundante floración con numerosos capullos florales todavía por abrir.

También este endrino, Prunus spinosa, anda loco con sus fitohormonas.

¿Qué va a ocurrir durante las próximas décadas? ¿Comeremos peras y manzanas maduradas en pleno febrero? ¿Producirán semillas viables las flores otoñales de las plantas silvestres? ¿Dejarán de perder las hojas en otoño los árboles y arbustos de hoja caduca y mantendrán todo su follaje durante todo el año como en los países tropicales? ¿Enjambrarán en pleno invierno las abejas que ayer vi libando con glotonería estas flores otoñales? Nuestros nietos conocerán las respuestas.



El Azafrán, la especia más cara del mundo

La iridácea Crocus sativus empezó a cultivarse hace miles de años en la región de Anatolia del Asia Menor como planta medicinal, culinaria y tintórea. Desde allí su cultivo se expandió hacia Mesopotamia, habitada por acadios y sumerios, enriqueciendo con sus flores y su aroma los míticos Jardines Colgantes de Babilonia y posteriormente hacia todo el mundo conocido en la antigüedad, siendo muy apreciada en la India, la China imperial, la antigua Grecia y el Egipto de los faraones, donde fue utilizada como cosmético en el elaborado maquillaje de la familia real y sus momias.


Hace unos 1000 años los árabes, en su expansión conquistadora, la llevaron a todos los países de la cuenca mediterránea. En el Al-Andalus ibérico se convirtió en la especia reina de su refinada cocina, utilizándose también para elaborar tintes, perfumes y medicamentos.


Hace 800 años las Islas Baleares, que entonces pertenecían al Al-Andalus musulmán, fueron conquistadas  por el Rey Jaime I de Aragón y sus huestes catalano-aragonesas en un infame acto de piratería disfrazado de reconquista. Los habitantes de Madina Mayurka huyeron del despiadado exterminio hacia las montañas de la Serra de Tramuntana, refugiándose un gran número de ellos en el Valle de Almallutx, situado en un amplio altiplano. Hace aproximadamente un lustro dos jóvenes arqueólogos mallorquines, Jaume Deyà y Pablo Galera, encontraron los restos del poblado donde sobrevivieron al asedio durante tres años hasta su masacre total. Uno de sus hallazgos fue una tinaja (en Mallorca la llamamos alfàbia, que procede de la palabra andalusí al-hâbya), cuyo contenido había permanecido milagrosamente intacto durante ocho siglos. Al analizar lo que parecía una masa informe descubrieron con sorpresa numerosos granos de polen de azafrán y de olivo. Resultaba evidente pues que los musulmanes mallorquines cultivaron esta planta bulbosa en Almallutx y la utilizaron profusamente como condimento en su alimentación.


Los bellísimos platos encontrados en la excavación del yacimiento son prácticamente idénticos a los utilizados en la actualidad en Marruecos. En ellos echaban sus escasos alimentos, aromatizados y condimentados con azafrán y aceite de oliva y se sentaban en el suelo a su alrededor para comer todos juntos del mismo plato siempre con la mano derecha. (Podéis leer la recreación de escenas parecidas en mi relato novelado sobre la morisca andalusí Zulema).


De hecho la palabra castellana AZAFRÁN procede directamente del idioma andalusí hablado en todo el Al-Andalus. En aquel extinto idioma, que pervive actualmente en miles de palabras que enriquecen el español moderno y el catalán de Mallorca, lo llamaban AZZA'FARÁN. Algunos linguistas consideran que esta palabra andalusí deriva del árabe clásico ZA'FARÂN y éste a su vez del antiguo persa, ZARPARÄN, de ZAR= oro y PAR= pluma o estigma.


La flor del azafrán surge directamente del suelo en forma de un largo tubo que acaba en su parte superior en séis tépalos, agrupados en dos series de tres, los externos ligeramente más largos que los internos, todos ellos de un color muy variable que puede ir desde un rosado intenso, pasando por un violeta, hasta un azul marino o un azul turquesa.


Su aparato reproductor está formado por tres estambres con grandes anteras repletas de polen amarillo y un estilo central que se divide en tres largos estigmas rojos más largos que los tépalos. Estos estigmas, una vez desecados, se convierten en la especia más cara del mundo, el llamado oro rojo, pues su precio supera al de este metal precioso.

La iridácea Crocus sativus es un híbrido triploide y estéril de origen desconocido. La existencia de tres juegos de cromosomas en su genoma hace sospechar que procede de la hibridación espontánea entre un Crocus diploide y uno tetraploide que aconteció hace varios milenios en los resecos valles predesérticos de Asia Menor.

Al no producir semillas su multiplicación sólo es posible mediante la siembra de los numerosos bulbos que la planta va formando alrededor del bulbo principal.


Los bulbos se siembran en verano durante la estivación en los seis meses que permanecen en reposo como simples cebollitas y brotan sus primeras hojas con la llegada de las lluvias otoñales.


Y aquí tenéis los estigmas de dos flores de azafrán que desprenden un aroma delicioso muy característico y si se aplastan contra la palma de la mano tiñen la piel de un bonito color anaranjado. Para evitar su descomposición deben secarse inmediatamente en un lugar ventilado, sombreado y seco. En las grandes plantaciones se deshidratan en hornos especiales. Por cada kilo de estigmas, una vez desecados, se obtienen 250 gramos de la especia, pero lo más sorprendente es que para obtener un kilo de azafrán es necesario recoger a mano una a una nada menos que 85.000 flores, es decir, 255.000 estigmas, lo que equivale a 255 estigmas desecados por cada gramo de oro rojo, un trabajo absolutamente agotador que debe hacerse además durante las primeras horas del día, pues el Crocus sativus florece de madrugada y los estigmas se descomponen rápidamente perdiendo su aroma a medida que pasan las horas. Se entiende pues que sea la especia más cara del mundo



Caryota, las palmeras de cola de pescado

Parecen hierbas gigantes. Sus hojas conservan la estructura básica de las frondes de sus antepasados ancestrales los helechos.

Las palmeras del género Caryota son las únicas Arecaceae con las hojas bipinnadas. Reciben el nombre de palmeras de cola de pescado por la curiosa forma de los folíolos que recuerdan la cola de los peces. Las 13 especies del género son todas originarias de Asia y Oceanía. Unas cuantas de ellas se cultivan por su belleza en parques y jardines de todo el mundo con clima tropical, subtropical y mediterráneo libre de heladas.

Caryota mitis

La Caryota mitis no tiene un solo tronco como la mayoría de palmeras sino que es multicaule. Los tallos parecidos a los de las gramíneas mueren después de fructificar y el rizoma va produciendo continuamente nuevos tallos a medida que los más viejos mueren. No soporta temperaturas inferiores a 0ªC. En la imagen se ve un hermoso ejemplar cultivado en los jardines del Paseo marítimo de Puerto de la Cruz en la isla de Tenerife.  

Detalle del ejemplar de la foto anterior con los racimos de frutos en diferentes etapas de maduración.

Racimo de Caryota mitis con los frutos maduros.

Detalle de los frutos maduros de Caryota mitis, los cuales, como los de todas las Caryota, son urticantes para las pieles sensibles por su alto contenido en cristales de oxalato cálcico.

Caryota rumphiana

La Caryota rumphiana es originaria de Malasia, Indonesia, Nueva Guinea y Australia. Este ejemplar se cultiva en el magnífico Jardín Botánico de la Orotava en Tenerife a la sombra de otras especies de palmeras.

Troncos de la Caryota rumphiana anterior con un racimo de capullos florales. Como todas las Caryota esta bellísima palmera herbácea desgraciadamente muere después de fructificar. Sólo vive un máximo de 9 años, desde que se siembra la semilla hasta que maduran los frutos.

Típicas hojas en forma de cola de pescado que recuerdan las colas de los peces tropicales que viven en los arrecifes de coral.

Todas las especies del género Caryota tienen las hojas bipinnadas, una excepción dentro de la gran familia de las palmeras.

Las frondes del helecho Adiantum trapeziforme guardan un gran parecido con las hojas de las palmeras del género Caryota. El estudio del genoma algún dia nos dirá si tienen un ancestro evolutivo común.

Caryota urens

La Caryota urens es unicaule, tiene un solo tronco. Vive en la India, Birmania y Sri Lanka. Los ejemplares de la foto embellecen los jardines del Paseo marítimo de Puerto de la Cruz en Tenerife donde hay una numerosa colección de palmeras de todo el mundo. 

Varios racimos de flores y frutos en diferentes etapas de maduración. Un detalle curioso de esta palmera es que empieza a florecer en la parte más alta del tronco y va abriendo flores hacia abajo sucesivamente hasta que llega a la parte baja. Cuando los frutos del último racimo maduran la palmera muere.

Los frutos de la Caryota urens, como indica su nombre, son los más urticantes de todas las Caryota. Es peligroso aplastar los frutos dentro de las manos por su alto contenido en cristales de oxalato cálcico, que se clavan como agujas en la piel y provocan reacciones urticantes severas. 

Largos racimos de capullos y flores de Caryota urens a mediados de mayo.

Detalles de la imagen anterior.



Tarta de algarroba con nueces

La pulpa de las algarrobas, las legumbres o vainas de nuestro algarrobo mediterráneo, Ceratonia siliqua, tostada y triturada en forma de finísima harina es ideal para preparar recetas de repostería. Aquí tenéis una tarta que parece de chocolate, no sólo por el color sino también por el aroma que desprende y por su sabor delicioso.


Los ingredientes son éstos. Se pueden modificar a gusto del que hace la tarta o de los que se la van a comer:

-300 gramos de harina de trigo
-150 gramos de harina de algarroba
-6 cucharadas soperas de azúcar
-2 cucharadas de miel
-Un vaso y medio de leche entera
-Un vaso de agua caliente
-75 gramos de mantequilla
-100 gramos de nueces crudas.
-Un sobre de levadura natural desecada

Se deja leudar una hora en un lugar cálido, por ejemplo dentro del horno a baja temperatura (-35-40ºC) y a continuación se hornea durante 40 minutos a 180ºC.


Las nueces se pueden sustituir y/o complementar con piñones, pasas, orejones de albaricoque, fruta confitada, lonchitas finas de manzana, etc...


La harina de algarroba se vende en tiendas de delicatessen. Es ideal para preparar productos de repostería adaptados a las personas a las que el cacao provoca crisis de migraña o que son alérgicas a él. Con ella también se puede hacer un helado buenísimo y añadiendo dos cucharadas soperas de harina de algarroba a una taza de leche caliente se obtiene un aromático sucedáneo del chocolate a la taza.



Gleditsia triacanthos, la acacia de tres espinas

La protege una inexpugnable coraza espinosa

La acacia de tres espinas, de nombre científico Gleditsia triacanthos, es una leguminosa arbórea originaria de Norteamérica. Como su nombre indica (tri-acanthos = tres espinas) una de las características que mejor la definen son sus espinas que suelen tener tres puntas, una central muy larga y dos laterales más cortas. Pero no siempre es así, ya que en la edad adulta cubre su tronco y ramas más gruesas con espinas con múltiples ramificaciones espinosas, muy diferentes a las que suelen cubrir las ramas más delgadas. 

 Temible espina de Gleditsia triacanthos con las típicas tres puntas. Las espinas recién brotadas son tiernas y verdes, cuando se empiezan a lignificar adquieren un bellísimo color rojo intenso como la de la imagen y cuando envejecen se vuelven marrones casi negras y se endurecen como el acero. (Recomiendo ampliar las fotos para apreciar mejor los detalles).  

En esta Gleditsia andaluza bastante joven fotografiada en Los Jardines de Murillo de la ciudad de Sevilla se pueden ver las espinas muy ramificadas que defienden el tronco. En realidad evolutivamente son ramas modificadas en forma de espinas que brotan directamente de las yemas del tronco y ramas principales. 

Éste es el aspecto del tronco de una vieja Acacia de tres espinas parisina de unos 12 metros de altura rodeada por una temible coraza inexpugnable que la protege exitosamente del hocico de los animales fitófagos. Las espinas están muy ramificadas e imbricadas entre ellas y al estar ya bien lignificadas tienen un color muy oscuro, prácticamente el mismo que la corteza. La fotografié en los "Jardins du Gran Palais", cerca de la Catedral de Nôtre Damme de París.

Me sorprendió tanto este árbol que recogí unas cuantas vainas que parecían algarrobas para llevármelas como recuerdo.

Cuando llegué a Mallorca sembré varias semillas. De una de ellas nació esta pequeña acacia tierna y vulnerable todavía sin ninguna espina protectora. Ahora, nueve años después, ya mide más de cuatro metros de altura y está cada vez más bonita. La espina roja de la primera foto es suya.

Ésta fue su primera inflorescencia con unas florecillas en racimo muy poco vistosas. La fotografié hace dos años en mayo. 

Y aquí tenéis la finalidad de la existencia de las espinas que no es otra que la de proteger del hocico famélico de los mamíferos fitófagos los nutritivos brotes tiernos primaverales ricos en proteinas. Muy pocos se atreverían a comerse estas hojitas nuevas con un guardaespaldas tan temible.



Quercus híbrido de Polonia

Hace unos 10 años un amigo aficionado a los robles viajó a Polonia con su familia y al volver me regaló varias bellotas que había cogido en un parque de la ciudad de Varsovia. Una de ellas germinó y ahora es un arbolito de unos dos metros al que no consigo clasificar, pues presenta características intermedias entre Quercus robur, Quercus petreae y Quercus pyrenaica.

 Hojas profundamente lobuladas del roble polaco en mayo.

Hojas del mismo árbol a finales de noviembre.

Roble polaco a mediados de enero con las hojas marcescentes persistiendo secas sin caer hasta la brotación primaveral. Esta marcescencia es una característica típica del Quercus pyrenaica, de la que carecen tanto el Quercus robur como el Quercus petreae, pues ambos tienen las hojas caducas.

Detalle de las hojas marcescentes anteriores.

Tres hojas del roble de Varsovia con lóbulos muy profundos cuyas incisiones casi alcanzan el nervio central, característica también típica del Quercus pyrenaica, pues las del Quercur robur y del Quercus petreae tienen lóbulos menos hendidos.

 Las hojas son muy grandes, algunas superan los 12 centímetros de longitud, como se puede apreciar en la imagen comparándolas con mi mano. Presentan entre 3 y 5 pares de lóbulos. En la mayoría el limbo de la hoja es más ancho en su parte central.

Haz de una hoja con el limbo aovado más ancho en su parte central.

Envés de una hoja de un color verde más claro que el haz. Las nerviaciones están muy marcadas, sobretodo la central.

El haz es lampiño, carece de pilosidad

El envés también es lampiño. Esta característica es típica del Quercus robur, cuyas hojas son lampiñas tanto por el haz como por el envés. Las del Quercus petreae carecen de pilosidad en el haz y sólo presentan algunos pelos sobre las nerviaciones del envés, mientras que las del Quercus pyrenaica son muy pilosas por las dos caras de sus hojas.

El pecíolo es muy corto, desde un par de milímetros hasta un máximo de 7 u 8. En Quercus petrea suele medir más de 1 centímetro llegando a un máximo de 3 cms. En Quercus robur oscila entre casi inexistente hasta un máximo de 7-10 milímetros, mientras que en Quercus pyrenaica suele oscilar entre 5 y 20 milímetros, pudiendo llegar hasta 3 centímetros.

El pecíolo está claramente canaliculado en su parte superior, característica típica del Quercus petreae. En Quercus pyrenaica es semicilíndrico y en Quercus robur el canal está mucho menos marcado.

La base de la mayoría de las hojas es auriculada, característica típica del Quercus robur.

Los frutos del roble polaco son largamente pedunculados y colgantes, característica también típica del Quercus robur. En Quercus pyrenaica el pedúnculo fructífero es rígido y suele oscilar entre 4 y 5 centímetros, mientras que en Quercus petreae es casi inexistente, pues las bellotas son sésiles, se insertan directamente sobre las ramas sin ningún pedúnculo, aunque a veces pueden tenerlo, no superando en ningún caso los 15 milímetros, siendo rígido como en Quercus pyrenaica.

Estas pequeñas bellotas sin desarrollar son la primera floración femenina del joven roble polaco a sus 9 años de edad. Como suele ocurrir en la mayoría de árboles, las primeras floraciones no acostumbran a cuajar ningún fruto. No puedo por tanto enseñaros ninguna bellota. A ver si el año que viene consigue madurar alguna y la podré añadir a este artículo.

Agradecería mucho la opinión de los expertos.

Virus del enrollamiento de la hoja de la vid.

Entre otras muchas variedades de uva vinícola la Touriga Nacional es especialmente sensible a la infección por el Virus del enrollamiento de la hoja de la vid, Grape Leafroll Disease en inglés, una de las enfermedades víricas de las vides viníferas más extendida en todo el mundo. Se conocen 10 cepas de virus de la familia Closteroviridae causantes de esta enfermedad.

La Grape Leafroll Disease es una severa infección que disminuye el vigor y la producción de uva y en muchos cultivares acorta la vida de la planta debilitándola hasta provocarle la muerte, pero la belleza otoñal que confiere a las hojas de la vid enferma tiñéndolas de un intenso color rojo sangre es espectacular. En la imagen se ve una parra de la variedad de uva negra llamada Touriga Nacional.    

(Recomiendo ampliar las fotos con un doble click)

Las hojas de la vid enferma a finales del verano se tiñen de un intenso color rojo-morado y sus bordes se enrollan hacia la cara inferior, de ahí el nombre que se le da a esta fitopatología.

La uva Touriga Nacional se utiliza sola o mezclada con otras uvas para la producción del famoso vino de Oporto. Y precisamente de la región que circunda la bellísima ciudad portuguesa de O Porto, justo al lado de la ribera del Río Lima ( Limia en su recorrido gallego) en el municipio de Ponte de Lima, en febrero del año 1988 me traje unos sarmientos de esta variedad. 


Una vez de vuelta a Mallorca sembré los sarmientos y me agarraron todos rápidamente. Mis parras Touriga Nacional portuguesas tienen pues casi 27 años de edad. Cuando empezaron a fructificar me atreví a producir unos cuantos litros de vino con los pequeños racimos de estas vides portuguesas y el resultado fue un vino extraordinario, absolutamente delicioso, con un bouquet exquisito. 

 Si se prueba un grano de esta uva en fresco tiene un sabor muy ácido casi amargo e intensamente astringente por su riqueza en taninos.

Una de las características de la variedad Touriga Nacional es su escasa producción de uva. Los racimos son además bastante pequeños.

Desde el primer año me llamó la atención la intensa coloración roja que adquirían las hojas de estas vides en otoño, pero pensé que debía ser una característica fenotípica de la variedad Touriga Nacional y como han seguido aparentemente sanas durante este largo cuarto de siglo no me imaginé que en realidad se trataba de una infección vírica. 

 Hace unos días se me ocurrió escribir un artículo sobre mis queridas vides portuguesas y al buscar información en internet me llevé la desagradable sorpresa de que sus bellísimas hojas rojas son la manifestación de una grave enfermedad. Ahora me estoy planteando eliminarlas. 

Muchas variedades antiguas de vides europeas están infectadas por este virus sin que por ello les suponga ningún problema aparente. Así por ejemplo en tres de las variedades clásicas mallorquinas cultivadas en las viejas plantaciones vitivinícolas de la isla se ha encontrado que están infectadas por varias de las cepas del virus que provoca el enrollado de la vid (GLRaVs) en el sorprendente porcentaje de un 71% en Manto Negro, 78% en Callet y 60% en Moll. Las mismas vides en un porcentaje aproximado de un 50% están infectadas a la vez por múltiples virus de diferentes enfermedades víricas, es decir, que su genoma contiene la información genética de varios virus que trastornan para bien o para mal la expresión de sus propios genes.

Una de las expresiones del genoma del virus del enrollamiento es la producción exagerada por las células de las hojas de los mismos pigmentos antocianos que dan el color oscuro o tinto a la uva y al vino de Oporto. 

En infecciones severas las hojas llegan a adquirir un color morado muy oscuro parecido al de la fruta. Sus tejidos están engrosados y sus bordes enrollados hacia la cara inferior. Se mantienen sobre la vid enferma hasta principios del invierno, varias semanas después de la caída de las hojas verdes de las vides sanas.

Curiosamente las nerviaciones de las hojas conservan el color verde.

Este detalle es diagnóstico de la enfermedad.

Detalle de las nerviaciones verdes.

En el envés presentan las pilosidad normal de las hojas de Vitis vinifera.

 Detalle de la pilosidad lanosa que no se altera por la enfermedad.

Aspecto microscópico a 40 aumentos del tejido foliar de una hoja enferma.

 Por desgracia la única solución para tratar esta virosis consiste en arrancar de raíz todas las vides infectadas y quemarlas sin contemplaciones. Para sembrar un nuevo viñedo en el mismo terreno se debe recurrir a plantas sanas injertadas sobre vides americanas (Vitis riparia, Vitis labrusca, Vitis berlandieri, etc.) o sobre cepas híbridas entre Vitis vinifera europea y vides americanas, todas ellas resistentes a este virus, así como a la temible Filoxera.

En las vides de uva blanca infectadas por el virus la enfermedad se manifiesta como una clorosis de los tejidos foliares que respeta las nerviaciones, aunque en algunos cultivares también pueden adquirir un ligero color rojo. En la imagen se ve una parra vinícola de uva blanca. No conozco el nombre de la variedad. En el sarmiento de la derecha, cercano a una vid Touriga Nacional infectada, llama la atención el tinte ligeramente más rojo de las hojas, mientras que las de los sarmientos de la izquierda se mantienen más amarillentas. 

Esto podría ser debido a que la infección es reciente y se ha producido por la cercanía de la vid enferma de la derecha.

 Sarmiento infectado de la vid de uva blanca.

Detalle de los tintes rojizos de las hojas del sarmiento anterior.

Se sabe desde hace décadas que esta virosis se transmite a través del injerto procedente de cepas infectadas. También se ha constatado las transmisión a través de la picadura de varias especies de cochinillas algodonosas chupadoras de savia del género Pseudococcus.

 Una curiosidad muy llamativa de esta infección es que afecta casi exclusivamente a las vides vinícolas y respeta la mayoría de las no-vinícolas, es decir, las que producen uvas de mesa. De momento todavía se desconoce la causa de esta preferencia.


Chayotes de México en abrigo de almendras con sobrasada de Vic y batatas de Málaga

El Chayote de México es una cucurbitácea subtropical de nombre científico Sechium edule que crece como una liana trepadora sobre las ramas de los árboles cercanos. Se adapta perfectamente al clima mediterráneo hibernando durante los meses más fríos en forma de rizoma subterráneo que vuelve a brotar largos sarmientos en primavera. A finales de septiembre, aprovechando las primeras lluvias otoñales, florece abundantemente y madura sus frutos a las pocas semanas, dando una gran cosecha de enormes chayotes que suelen pesar entre 300 gramos y más de un kilo.

Plato ya preparado. A continuación os explico su elaboración. Os recomiendo ampliar las fotos con un doble click.

El pasado domingo mis amigos Jaime y Matilde me invitaron a comer en su fantástico y paradisíaco huerto-jardín.

Tras una agradable sobremesa llegó la hora de marcharme y Matilde me regaló estos dos chayotes. Esta mañana al ser un dia muy lluvioso y no poder salir al campo me he entretenido cocinando estos dos enormes y espinosos frutos americanos.

 Cada uno de ellos ha pesado 450 gramos exactos.

Las espinas protectoras son temibles, verdaderas agujas de acero.

Si un chayote se deja en un lugar iluminado durante los meses de invierno empieza a brotar y a echar raíces espontáneamente.

Aquí podéis ver un chayote de una variedad blanca brotando y echando raíces, lo cual facilita su reproducción, pues basta con situarlo sobre la tierra cuando ya no haya peligro de heladas y él sólo se enraíza sin necesidad de cubrirlo ni enterrarlo.

 Hay muchas variedades de chayote: blancos, verdes, amarillos, con espinas, sin espinas, etc... El de esta imagen es blanco inmaculado y sin espinas.

Flor femenina del chayote blanco anterior.

Flores masculinas.

 Chayotes partidos por la mitad. Cada fruto contiene una única semilla muy grande y tierna.

Semilla de Chayote de México extraída de su membrana pericárpica.

Con la ayuda de un pelador de patatas se eliminan fácilmente las espinas.

La pulpa puede extraerse con la ayuda de una cucharita de postre.

Es muy tierna y fácil de extraer.

Las dos mitades de un chayote ya vacías preparadas para el relleno. Para precocinarlas las he metido en el microondas a máxima potencia durante 4 minutos, luego les he dado la vuelta para que se acaben de reblandecer durante 4 minutos más.

La pulpa extraída de los dos chayotes.

La misma pulpa ya troceada.

Para dos chayotes he troceado tres ajos y una cebolla pequeña.

He pensado que al sofrito le irían bien unos taquitos de la deliciosa Sobrasada de Vic, un embutido antiguo de Mallorca que muy poca gente conoce  parecido al Fuet catalán, sin duda herencia de los repobladores que vinieron de Cataluña hace ocho siglos. Los historiadores aseguran que la famosa sobrasada mallorquina actual no es más que sobrasada de Vic a la que se le añadió pimentón dulce y un poco de pimentón picante al empezarse a cultivar en las Islas Baleares los pimientos americanos tras el "descubrimiento" de América.

Hace 40 años los trozos de carne y tocino del relleno de la sobrasada de Vic eran más grandes, pero los gustos del consumidor han cambiado y ahora se pican más como en el Fuet, su primo hermano catalán.

Es muy práctico guardar perejil congelado en el frigorífico. He troceado unas cuantas hojas para añadir al sofrito.

 He ido echando los ingredientes en una sartén con dos cucharadas de aceite de oliva, añadiendo una cucharadita (café) de tomillo en polvo, otra cucharadita de sal marina, media cucharadita de nuez moscada en polvo y otra media cucharadita de pimienta negra molida. Al final de la cocción con el fuego ya apagado he añadido al sofrito una cucharada de postre de pimentón dulce.

Y éste es el resultado. Huele tan bien y tiene tan buena pinta que dan ganas de comérselo tal cual.

Al sofrito anterior le he añadido un huevo para ligar el relleno.

Con la ayuda de una cucharita de postre he rellenado los chayotes ya precocinados en el microondas.

A continuación he cubierto el relleno con una capa generosa de almendra cruda en polvo, la misma que se vende para preparar helado.

 Tras 20 minutos en el horno a 180ºC y cinco minutos más para gratinar la almendra aquí tenéis el resultado.

Uhmmm, qué buena pinta, ¿verdad?

Jugoso, sabroso, aromático, delicioso, un verdadero manjar de dioses.


Y  como guarnición he completado el plato con dos batatas de Málaga asadas al horno y aliñadas con una pizca de sal marina y un chorrito de aceite de oliva virgen extra.

¡Buen provecho, amigos!



UN PACIENTE AGRADECIDO

Esta tarde uno de mis pacientes, agradecido por mis servicios, me ha traído a la consulta una bolsa con más de un kilo de nízcalos que acababa de encontrar en las montañas recién regadas por copiosas lluvias de la Serra de Tramuntana de Mallorca, concretamente en los exuberantes y paradisíacos bosques de pinos carrascos, encinas, olivos, acebuches, lentiscos, aladiernos, madroños, labiérnagos, jaras y carrizos de Sa Calobra. Los viejos médicos como un servidor con más de tres décadas de ejercicio profesional en su haber agradecen estos detalles tan bonitos y ¡sabrosos!

¡Qué hermosura!, ¿verdad?

Ya en casa y tras una minuciosa limpieza de tierra y hojarasca aquí podéis ver estos dos fantásticos platos llenos a rebosar de nízcalos sanísimos.

 Entre la cincuentena de nízcalos he encontrado tres de un color diferente. En lugar de ser rojos-vinosos con tintes verdosos son anaranjados también con tintes verdosos. Los primeros, los más abundantes en los bosques mallorquines, son de la especie Lactarius sanguifluus y los segundos Lactarius deliciosus.

Aquí se ven mejor las diferencias que son muy llamativas.

Una de las múltiples recetas mallorquinas con las que se preparan los nízcalos o rovellones, que en la isla llamamos "esclata-sangs" = que revientan en sangre, son los "Esclata-sangs amb llom" = Nízcalos con lomo.

En una sartén con aceite de oliva se fríe el lomo con unos ajos troceados, se salpimenta y se retira del fuego, reservándolo en una plato. A continuación en el mismo aceite se sofríen unos tomates y una cebolla, que yo he sustituído por unas cebollitas pequeñas enteras. Un poco antes de que estén sofritas del todo se les añaden los nízcalos troceados, medio vaso de vino tinto y media cucharada de pimentón dulce. Se rectifican de sal y en cuanto el vino se haya evaporado ya está listo el plato.

Os aseguro que me han sabido a gloria, regaditos con un generoso vaso de vino tinto.

¡Buen provecho, amigos!


Helianthus tuberosus, el girasol que da patatas

Aguaturmas, turmas de tierra, tupinambos, topinambures, topís, patacas, alcachofas de Jerusalén, batacas de caña, marengueras, peras de tierra, macucas, patatas de palo, cotufas, patacas pedorras, castañas de tierra y otros muchos nombres más reciben los tubérculos de la hierba canadiense de la familia de las Compositae de nombre científico Helianthus tuberosus, prima hermana del auténtico girasol de pipas, Helianthus annuus.

Aguaturmas recién recolectadas tras arrancar las plantas secas en invierno. Recomiendo ampliar las fotos con un doble click para apreciar mejor los detalles.

Brotes nuevos surgidos de los tubérculos en primavera tras la hibernación. En el siglo XVII un francés la encontro creciendo silvestre en la provincia canadiense de Nueva Escocia, se le antojó muy bonita y la trajo a Europa como planta de jardín con el nombre de Girasol de Canadá. Desde entonces se ha extendido su cultivo por todo el mundo tanto como planta ornamental como para el aprovechamiento de sus tubérculos.

Las flores de pétalos dorados son como pequeños girasoles que brillan con luz propia.

Las plantas de Helianthus tuberosus pueden alcanzar los dos metros de altura. A finales del verano y principios de otoño florecen abundantemente cubriéndose de flores como la de la imagen como si de un firmamento de estrellas se tratase.

Los falsos pétalos amarillos o lígulas en un número que oscila entre 10 y 20 rodean la inflorescencia o capítulo formado por hasta 30 florecillas.

Sólo las flores periféricas tienen pétalos, sólo uno y muy grande, llamado lígula. Se les llama por ello flores liguladas. Las que ocupan el interior del capítulo carecen de pétalos y reciben el nombre de flores tubulares o flósculos. Ambos tipos de flores cuentan con un ovario ínfero que se transformará en una semilla, del que surge un largo estigma femenino con el extremo bifurcado rodeado por varias anteras masculinas soldadas entre sí más cortas que el estigma.

En invierno la parte aérea de la planta se seca, quedando en la tierra los tubérculos cuyas yemas brotarán en primavera tras la hibernación, repitiendo así año tras año su ciclo vital.

Los tubérculos son raíces engrosadas que acumulan azúcares y otros nutrientes.

Tras proceder a su lavado con abundante agua y al recorte de las raicillas las aguaturmas quedan listas para su consumo. Se pueden comer crudas tal cual. Su pulpa es crujiente y su sabor es muy dulce y refrescante. Cortadas en dados o rodajitas se pueden añadir a ensaladas.

Simplemente hervidas con agua y sal y aliñadas con aceite de oliva tienen un sabor delicioso. En el plato de la imagen las cubrí de mahonesa y las acompañé con un tamarillo de Colombia cortado en cuatro trozos. Preparadas de esta manera tan sencilla están tan buenas que saben a poco. Su pulpa es muy suave y la piel es muy fina y no molesta al masticarla.

Y aquí las tenéis acompañando un contundente plato de frijoles. Son una verdadera delicatessen.

El Helianthus tuberosus tiene una gran facilidad para asilvestrarse y convertirse en una verdadera plaga. En los lugares donde pone en peligro la flora autóctona resulta difícil de erradicar, ya que siempre queda algún pequeño tubérculo o un fragmento de rizoma que perpetúa el problema. Sin embargo yo le veo el lado positivo. Mientras las plantas son arrancadas se puede hacer acopio de sus deliciosos tubérculos y darse luego un festín con ellos. No hay mal que por bien no venga.



Almallutx: dramas y tesoros

El pasado día 19 de octubre el arqueólogo Jaume Deià organizó una visita al yacimiento musulmán de Almallutx a la que me apunté junto a un grupo de amigos. El nivel del agua del embalse que cubre los restos arqueológicos estaba más bajo que nunca y habían quedado expuestos los muros derruidos de numerosas casas musulmanas e incontables fragmentos óseos y cerámicos.
 
La tierra se veía todavía muy húmeda por la reciente retirada estival del agua del embalse que la cubría.

Todos escuchábamos atónitos las explicaciones sobre la masacre de los mallorquines de Almallutx a manos de los piratas catalano-aragoneses que Jaume nos relataba con contundente vehemencia.

Como ya expliqué en dos artículos anteriores, en Almallutx son tan abundantes los restos óseos que teníamos que ir con cuidado de no pisotear huesos humanos, como los de este pie que se conserva entero y que podría haber sido cercenado de un hachazo o golpe de espada por encima del tobillo durante la masacre. (Ver artículos anteriores: Almallutx fue su último refugio y Almallutx, el valle del genocidio).

 El grupo de amigos ante los restos del yacimiento talayótico de Almallutx unos milenios más antiguo que el yacimiento musulmán.

El biofísico Ernesto Nicola junto al monumento talayótico anterior con el embalse del Gorg Blau al fondo.

Otro monumento de la época talayótica.

Al finalizar la visita Jaume Deià, con los ojos brillantes por la emoción de entusiasta arqueólogo enamorado de su trabajo, nos reveló un gran secreto, el hallazgo de un tesoro arqueológico todavía sin excavar, una tinaja prácticamente entera (que en la isla llamamos alfàbia en la variante mallorquina del catalán, palabra que procede directamente del árabe andalusí al-ẖābya, idioma que hablaban los mallorquines hace 800 años, ya que las islas pertenecían al Al-Andalus musulmán). Esta palabra y unas cuantas decenas más, junto con miles de topónimos, son los únicos vocablos andalusíes que conservamos los isleños de nuestros antepasados musulmanes que lograron sobrevivir al genocidio y permanecieron en la tierra que les vio nacer denigrados a la condición de esclavos al servicio de los asesinos de sus padres. 

No se conoce con certeza el número exacto de moros, tal vez unos 3.000, sobretodo niñas, que sobrevivieron y con el tiempo tuvieron descendencia, ya fuera por violación o por matrimonio forzado con los invasores tras ser obligadas a convertirse al cristianismo. El estudio del genoma de los actuales isleños nos deparará muchas sorpresas, como el dato que ya se conoce sobre el cromosoma Y de los varones actuales con apellidos de probable origen musulmán y/o judío, según el cual entre un 7 y un 10% de ellos llevan un cromosoma Y norteafricano igual al de los actuales bereberes. Teniendo en cuenta que la mayoría de supervivientes fueron niñas, muy apreciadas como botín de guerra y fáciles de capturar y someter, si el cromosoma Y bereber representa el antedicho %, ¿cuantos isleños actuales llevamos un cromosoma X procedente de las niñas esclavas andalusíes?

Unos días después Jaume me mandó un whatsapp invitándome a la extracción de la tinaja. Cuando llegué al valle de Almallutx el joven arqueólogo, ayudado por el veterano arqueólogo Toni de Cúber que 40 años atrás excavó el yacimiento talayótico de aquel paradisíaco altiplano y media docena de voluntarios más, algunos de ellos estudiantes y otros simplemente entusiastas de la arqueología, habían limpiado de tierra el cuello de la vasija y las piedras planas que la protegían, colocadas 800 años atrás por los moradores de la casa.

Cuello de la tinaja fragmentado por el enorme peso de la tierra depositada sobre ella durante ocho siglos.

Con manos delicadas de cirujano Jaume y sus ayudantes fueron retirando las piedras planas que protegían la tinaja.

Bajo las losas había barro empapado por el agua del embalse que sólo un mes atrás cubría la tinaja.

Jaume Deià y el veterano arqueólogo Toni de Cúber protegido del sol por un sombrero, retirando grumo a grumo con mucho cuidado y maestría la tierra lodosa, observados de cerca por Marta, la novia de Jaume Deià y por Jaume de Lloseta, un aficionado a la arqueología y zahorí.

Los dos arqueólogos recogían la tierra y la guardaban en bolsas para su posterior estudio en el laboratorio de Can Xoroi situado en el cercano y paradisíaco municipio de Fornalutx, topónimo de inequívoco origen musulmán.

Bajo el lodo apareció el piso empedrado de la vivienda musulmana. Sin duda la tinaja era una especie de despensa donde guardaban los alimentos.

 Durante el receso del almuerzo yo aproveché para tomar estas fotografías de los restos de las imponentes encinas varias veces centenarias que 43 años atrás crecían en el bosque impenetrable que cubría el altiplano de Almallutx, hoy día inundado la mayor parte del año por las aguas del embalse del Gorg Blau.

Este tronco mide más de un metro de diámetro, lo que nos da una idea del tamaño descomunal que debía tener la encina. En 1971 fueron taladas cientos de encinas iguales a ésta para construir el embalse.

Al lado de los tocones de encina se encuentran los restos de una gran mezquita en los que el zahorí Jaume nos aseguró sentir una gran energía en el punto exacto de la imagen, el centro del Mihrab, que en las mezquitas es el lugar que indica hacia donde hay que mirar cuando se reza, es decir, hacia La Meca. 

El cable metálico que sostenía entre las manos se inclinaba hacia abajo con mucha fuerza.

El cuerpo del zahorí temblaba por la intensa energía que percibía en el lugar del Mihrab señalado por el cable. No nos supo decir qué podía haber bajo sus pies, tal vez la sepultura de un imán o una correntía de agua subterránea. Las excavaciones nos sacarán de dudas.

Tras el almuerzo prosiguió la excavación alrededor de la tinaja. La tierra de su alrededor y algunos pequeños restos cerámicos y probables huesos de una gallina fueron cuidadosamente guardados en distintas bolsas de plástico.

Visión cercana de la tinaja con el piso empedrado a su alrededor.

La habitación rectangular de la casa musulmana con los restos de sus muros a su alrededor. La pared alta que se ve al fondo fue construida con posterioridad hace unos pocos siglos por los dueños de la finca de Almallutx para contener el ganado ovino y caprino, aprovechando las piedras de la casa y destruyendo así por pura ignorancia y desprecio hacia el pasado musulmán de Mallorca los muros de los edificios del yacimiento. Se ve muy bien el piso empedrado sobre el que caminaban los moradores de la casa y en la esquina de la derecha la gran tinaja prácticamente entera, la única musulmana que se conoce que no está completamente fragmentada.

Así suelen encontrarse todas las vasijas musulmanas, de ahí el gran valor de la tinaja de esta casa de Almallutx.

Jaume fotografiando su tesoro desde distintos ángulos.

Durante la minuciosa toma de fotografías Jaume era observado por su novia Marta.

Y llegó por fin el momento más esperado por todos los allí presentes, la retirada del tapón de barro y piedras que la obturaba. La espectación era tan grande por ver el supuesto y maravilloso "Tesoro de las Mil y Una Noches" que contenía que todos nos agolpamos ansiosos alrededor de la tinaja.

Deseábamos tanto que contuviera monedas y joyas de oro y plata que nuestros ojos creyeron ver brillos y formas sobre la superficie lodosa, que al final tras una inspección cuidadosa no fueron más que espejismos fruto de nuestra imaginación. ¡Vaya decepción! Para animarnos Jaume nos dijo que a lo mejor el tesoro estaba bajo la capa de barro en el fondo de la tinaja. Tendrían que estudiar minuciosamente su contenido y mandarlo analizar en busca de polen y otros restos.

Se acercaba la noche, empezaba a hacer frío y debíamos dejar la extracción de la tinaja para el día siguiente.

Antes de despedirnos nos hicimos una foto como recuerdo.

Yo no estuve en la extracción, pero Jaume me mandó varias fotografías para que tuviera constancia del proceso.

La tinaja tenía una grieta que la recorría en toda su longitud. Para evitar que se rompiera durante su traslado la rodearon con trozos de porexpán sujetados por una cuerda y la llevaron entre todos sobre una red de pescador hasta la carretera, la metieron en un coche y de ahí hasta el laboratorio de Can Xoroi.

La tinaja o alfabia en Can Xoroi.

Jaume me explicó que, cuando vaciaron su contenido para mandarlo a un laboratorio especializado, bajo el barro se encontraron con una capa de casi 20 centímetros de cenizas, que se depositaron en el fondo de la tinaja durante el espantoso incendio de la casa provocado por las huestes invasoras.

 El fondo de la tinaja está roto pero en Can Xoroi conservan todos los fragmentos y una vez restaurada quedará perfecta. Lucirá en todo su esplendor en el Museo de Mallorca. Arriba a la derecha se ve un agujero por donde los moradores de la casa metieron una especie de grapa metálica para sujetar y reparar la grieta. Tras 800 años la grapa ya ha desaparecido corroída por el agua del embalse.

 Noticia del hallazgo de la tinaja en la prensa local de la comarca de Sóller, Deià, Fornalutx, Bunyola y Escorca.

En mi primera visita al laboratorio de Can Xoroi me llamaron la atención dos fragmentos óseos de un cráneo hallado en Almallutx que presentaban un grosor desmesurado y unas deformidades muy llamativas. Hace unos días el arqueólogo y amigo Jaume Deià tuvo el detalle de permitirme tomarles unas fotos para intentar esclarecer la patología que aquejaba a aquel individuo, cuyo sexo no me atrevo a suponer por no contar con los demás huesos de la cara y del resto del esqueleto. Tras varios días estudiando las fotografías tengo la osadía de orientar el diagnóstico hacia una displasia ósea congénita que afecta a los huesos de la cabeza, sobretodo a los de la cara y a los huesos largos de las extremidades, las costillas, las clavículas y la pelvis, la Displasia cráneo-diafisaria.

Esta enfermedad suele acompañarse frecuentemente de déficit mental por el cierre prematuro de las suturas craneales, lo que impide que el cerebro pueda expandirse y crecer por encontrarse aprisionado entre las paredes herméticamente cerradas de la caja craneal. El engrosamiento desmesurado de los huesos craneales acaba provocando a los afectados ceguera por compresión del nervio óptico, sordera con frecuencia bilateral por obliteración ósea de las cavidades auditivas, convulsiones, obstrucción nasal completa con anosmia y respiración ruidosa por la boca, mientras que las alteraciones de los huesos largos de los miembros inferiores les dificultan o incluso impiden la marcha.

 Cara externa del hemicráneo encontrado en Almallutx correspondiente a un niño o adolescente aquejado de una probable Displasia cráneo-diafisaria.

 Se ve bien la línea sinuosa de la sutura coronaria o frontoparietal. Las demás suturas o conexiones entre huesos presentan una sinóstosis total (unión ósea completa con osificación de los tejidos de conexión y borrado de las líneas suturarias). El hueso frontal presenta un abombamiento muy llamativo por el crecimiento exagerado en grosor, dureza y densidad del tejido óseo, lo que recibe el nombre de hiperóstosis y esclerosis ósea.

Cara interna del hemicráneo anterior. A la izquierda por encima de los huesos frontales se ve una cavidad que se corresponde con el seno frontal. Se aprecia el exagerado grosor del hueso frontal con respecto al de los huesos parietal y occipital, por lo demás también más gruesos de lo normal.

 Visión frontal del hemicráneo anterior en el que llama la atención la región nasal muy ensanchada y aplanada que ocasiona una separación exagerada de las órbitas llamada hipertelorismo.

Observando y sopesando estos huesos con apariencia y consistencia pétrea me imaginé la violencia de la muerte del pobre niño o adolescente. Unos huesos tan duros no se fragmentan espontáneamente ni con el paso de 800 años. Sin duda fue asesinado a golpes con un objeto contundente y aplicando una gran fuerza. ¿Murió salvajemente apaleado o apedreado durante la masacre de los refugiados moros a manos de los invasores cristianos? Todo hace suponer que así fue.

La rama ascendente del hueso maxilar presenta una sinóstosis casi completa en su articulación con el hueso frontal de manera que sólo se aprecia una pequeña línea de sutura entre ambos huesos.

Sinóstosis de la sutura internasal de ambos huesos nasales en un solo hueso aplanado en forma de silla de montar. Persiste bien visible la sutura nasomaxilar que articula el borde externo de cada hueso nasal con la rama ascendente del hueso maxilar, así como también la sutura frontonasal  entre el borde superior de los huesos nasales y la escotadura nasal del hueso frontal.

En el borde orbitario se ve una especie de muesca en el hueso, la escotadura frontal media (incisura frontalis medialis) por donde pasaban el nervio y la arteria frontal media o supraorbitaria y otra muesca más pequeña, la escotadura frontal lateral (incisura frontalis lateralis) por donde pasaban el nervio y la arteria frontal lateral. Ambas escotaduras son totalmente normales. Sobre el borde orbitario derecho del hueso frontal se pueden ver dos agujeros vasculares (foramina vascularis) por los que entraban los vasos nutricios que alimentaban el grueso e hiperostótico hueso frontal.

 Región orbitaria. Arriba se ven los huesos nasales y el seno frontal.

Hueso muy engrosado con osificación exagerada por predominio desmesurado durante la niñez y la adolescencia de la actividad formadora de hueso de los osteoblastos, que supera con creces la actividad de reabsorción de hueso de los osteoclastos. Si el paciente logra alcanzar la edad adulta el crecimiento óseo se estabiliza y los huesos dejan de crecer. Sin embargo muy pocos enfermos logran superar los 20 años de vida, ya que las graves complicaciones neurológicas que padecen suelen ocasionarles la muerte.

El hueso frontal tiene un grosor el doble del normal. Se ven las trabéculas muy engrosadas con un entramado muy compacto que deja poco espacio para el tejido hematopoyético.

 Imagen de un niño aquejado de Displasia cráneo-diafisaria con crecimiento desmesurado de los huesos de la cara: frente y pómulos abombados, huesos nasales ensanchados y aplanados con separación muy llamativa de los ojos (hipertelorismo), desplazamiento hacia abajo de los cartílagos nasales con posición muy baja de la nariz y obstrucción de las cavidades nasales por crecimiento hacia dentro de los huesos, lo que obliga al niño a respirar por la boca. Estos rasgos le dan un aspecto que recuerda a la cara de un león, de ahí que reciba el nombre de facies leonina o leontiasis. Esta imagen pertenece a la web del Aula de Patología de la Universidad de Oviedo

 Adulto joven con Displasia cráneo-diafisaria. Presenta facies leonina o leontiasis, agravada por un crecimiento asimétrico de los huesos de la cara, hipertelorismo extremo, cejas altas, huesos nasales ensanchados y aplanados, nariz baja, región malar izquierda muy abombada, mandíbula y boca asimétricas e inserción muy baja del pabellón auricular derecho. Esta imagen pertenece a la web del Indian Journal of Ophthalmology

Esta enfermedad congénita, especialmente la forma que afecta a los huesos de la cara, suele transmitirse por herencia autosómica recesiva, debiendo ser portadores del gen defectuoso los dos progenitores, de manera que la probabilidad de tener un hijo enfermo es del 25%.

Y ahora surgen las preguntas que tal vez nunca tendrán una respuesta. ¿Fue la consaguinidad de sus padres la causa del nacimiento de este niño enfermo? ¿Abundaban hace 800 años en Mallorca los portadores del gen de la Displasia cráneo-diafisaria? Como todavía ocurre en muchas zonas rurales del Magreb, ¿eran frecuentes en aquellos tiempos los matrimonios entre primos y primas o entre tíos y sobrinas?




Empanadas de Frito mallorquín

A veces me dan flashes culinarios, ideas repentinas como venazos de inspiración y no paro hasta llevarlas a cabo. La última fue rellenar una empanada clásica con frito mallorquín, todo sin grasas saturadas, salvo las que pueda llevar la carne y con la masa hecha con harina integral de trigo xeixa y espelta, amasada con levadura natural, agua y aceite de oliva.


Ingredientes del Frito mallorquín:

-Carne magra de cerdo.
-Hígado de cerdo.
-Patatas.
-Pimiento rojo.
-Pimiento verde.
-Tirabeques.
-Alcachofa.
-Cebolletas.
-Ajos.
-Hinojo.
-Aceite de oliva.
-Una hoja de laurel.
-Pimienta negra.
-Sal.

Ingredientes de la masa:

-Harina integral de Trigo Xeixa.
-Harina integral de Trigo Espelta.
-3/4 de vaso de agua tibia.
-1/4 de vaso de aceite de oliva.
-Levadura de pan.
-Sal.

Se puede hacer también con carne e hígado de cordero, pollo o conejo, incluso de pescado o marisco. Al clásico frito mallorquín de carne se le puede añadir sangre precocinada con ajos y laurel, panceta fresca y vísceras como pulmón, bazo, riñones, etc.. Se corta todo a dados pequeños y se sofríe ligeramente en aceite de oliva con hojas de hinojo fresco troceadas, una hoja de laurel, pimienta negra y sal, sin cocinarlo del todo. 

Tradicionalmente la harina se amasa con manteca de cerdo, pero yo he preferido sustituirla por aceite de oliva que es mucho más sano y nada más un cuarto de vaso para que las empanadas sean más ligeras.

 El Frito mallorquín es uno de los platos típicos de Mallorca. Se sirve como una tapa en los bares y como un segundo plato en los restaurantes.

Una vez la masa ha leudado se van haciendo las empanadas de la medida que se quiera.

El recipiente de masa se rellena con el sofrito.

Se cubre con una tapa de masa.

 Se sella retorciendo el borde en forma de trenza o mediante pellizcos.

Con unos 45 minutos en el horno a 180ºC quedan perfectas. Como podéis ver antes de la cocción he pinchado la tapa con la punta de un cuchillo para que puedan salir los gases y la empanada no reviente. 

Y aquí tenéis el resultado. Calentita recién sacada del horno es una delicia. La masa queda esponjosa con el fantástico sabor de la harina integral de trigo, como si comiéramos una tapita de frito con una rebanada de pan de pueblo.

Buen provecho, amigos!



Los Jardines de los Reales Alcázares de Sevilla

Hace algo más de nueve años, en mayo de 2005, visité varias ciudades de Andalucía, entre ellas Sevilla, una ciudad para mí entrañable por haber hecho allí la mili en el año 1981, concretamente en el cercano Cuartel de Caballería de Alcalá de Guadaira, hace ya 33 años.

Hice tantas fotos de plantas en jardines, paseos y patios andaluces que para enseñároslas tendré que dividir los fotorreportajes en varias entregas. En esta primera os mostraré las bellezas botánicas cultivadas en Los Reales Alcázares de Sevilla, que empezaron a diseñar los árabes andalusíes en el año 712 tras la conquista de la Hispalis romana a la que ellos llamaron Isbiliya (Sevilla).

Voy a empezar por las macetas de cerámica vidriada que embellecen las estancias, los patios y los jardines de estos palacios. Son muy elegantes y decorativas, de una belleza exquisita.

Esta luminosa cabellera verde es un Asparagus sprengeri de la familia de las Liliaceae. Recomiendo ampliar las fotos con un doble click para apreciar mejor los detalles.

 La planta de la imagen es una Aspidistra elatior de la familia de las Liliaceae.

 Sansevieria trifasciata, una planta de la familia de las Agavaceae.

Bellísima maceta sobre un pedestal policromado con motivos mudéjares. La planta es un Ruscus hypophyllum de la familia de las Liliaceae.

Esta planta es muy decorativa con sus hojas cenicientas y sus luminosas flores de oro. Se trata de la Centaurea ragusina de la familia de las Compositae.

Detalle de los capullos, flores y hojas de la Centaurea ragusina anterior.

Otra Centaurea ragusina en una acertada maceta verde sobre un pedestal del mismo color.

Detalle de la planta anterior.

Aspidistra elatior embelleciendo el patio del Palacio Mudéjar que hizo construir el Rey Pedro I de Castilla en 1364.

Otra Aspidistra elatior en el Palacio Mudéjar.

Detalle de la Aspidistra elatior anterior.

Este laberinto de setos de boj, Buxus sempervirens, de la familia de las Buxaceae, se me antojó muy bonito.

Otro patio-jardín rodeado por un seto de boj.

Altísimas palmeras californianas Washingtonia filifera, de la familia de las Arecaceae, rodeadas por un seto de boj.

Estos setos son de naranjo amargo, Citrus aurantium, de la familia de las Rutaceae, profusamente utilizado como planta ornamental en el Al-Andalus musulmán, que los cristianos viejos venidos del norte peninsular tras la reconquista, los moriscos que quedaron como esclavos en la tierra que les vio nacer y los numerosos mestizos que con el paso de los años fueron naciendo, continuaron cultivando con la misma querencia hasta la actualidad.

Curioso seto de naranjos amargos junto a una alberca.

En esta imagen vemos la alberca anterior con cuya agua riegan los naranjos amargos, tanto los recortados del muro del fondo como los de la izquierda sin recortar.

Ésta es una de las imágenes más conocidas de los jardines de los Reales Alcázares de Sevilla. Vemos setos perfectamente recortados de boj, naranjos amargos a los lados, a la izquierda y al fondo altísimos cipreses con su llamativo color verde oscuro, Cupressus sempervirens, de la família de las Cupresaceae y al fondo a la derecha un nutrido grupo de altísimas palmeras Wasingtonias.

Las luminosas flores del Hibiscus rosa-sinensis llenan de color los jardines de los Reales Alcázares. Llaman la atención las baldosas mudéjares que embellecen el suelo.

Esta imponente y varias veces centenaria Magnolia grandiflora norteamericana, de la familia de las Magnoliaceae, da sombra a este patio.

Sus lustrosas hojas parecen de plástico.

Su tronco es espectacular.

Esta Bougainvillea spectabilis del Brasil, de la familia de las Nyctacinaceae, embellece este arco.

Esta espectacular Bougainvillea spectabilis cubre totalmente un ciprés bloqueándole la luz solar. Al impedirle realizar la fotosíntesis acabará matándolo.

Los largos sarmientos de la Bougainvillea rodean el tronco y las ramas del ciprés en un cruel abrazo mortal, exactamente igual que las higueras estranguladoras de las selvas tropicales.

Cerca de la bougainvillea anterior se encuentra este tronco con gruesas raíces que sobresalen del suelo. Se trata de un Ombú o Árbol de la bella sombra, Phytolacca dioica, de la Pampa argentina y uruguaya. Pertecene a la familia de las Phytolaccaceae.

Flores y hojas del ombú anterior.

Detalle de un racimo de flores de Phytolacca dioica.

El granado, Punica granatum, de la familia de las Punicaceae, también fue profusamente cultivado por los árabes andalusíes. Le tenían en tanta estima que dieron su nombre a Granada. En esta imagen vemos un curioso seto de granados.

Otro seto de granados junto a un muro que mira al sur.

Flor de Punica granatum.

Altísimas palmeras datileras varias veces centenarias, Phoenix dactylifera, a la derecha y un par de Washingtonia también centenarias a la izquierda, ambas de la familia de las Arecaceae. Todos los patios y jardines de los Reales Alcázares de Sevilla están embellecidos por monumentales palmeras, como si de un gran oasis se tratase. Al igual que en el Palmeral de Elche, las palmeras datileras sevillanas tienen un origen claramente andalusí.

Grupo de palmitos mediterráneos, Chamaerops humilis, de la familia de las Arecaceae, sin duda también centenarios dada la lentitud de su crecimiento, con una palmera datilera al fondo.

Gigantesco Cedro del Himalaya, Cedrus deodara, de la familia de las Pinaceae, de más de 20 metros de altura.

Acículas y cono todavía verde del Cedro del Himalaya anterior.

Tronco del Cedrus deodara.

Datura arborea de América del Sur, de la familia de las Solanaceae. También recibe el nombre de Brugmansia arborea. Sus flores blancas en forma de campanas llenan de perfume el jardín.

El mirto, Myrtus communis, de las familia de las Myrtaceae, también viene siendo utilizado como seto y planta de jardín desde los tiempos del Al-Andalus.

Junto a un muro del Palacio Mudéjar se encuentra este espectacular emparrado de Wisteria sinensis de la familia de las Leguminosae. Vale la pena ampliar la foto.

Esta Malva real, Alcea rosea, de la familia de las Malvaceae, llenaba de color este rincón del jardín.

Detalle de las flores de la Malva real anterior.

Este Ailanto, Árbol de los dioses o de los cielos, Ailanthus altissima, de la familia de las Simaroubaceae, a principios de mayo estaba cubierto de flores. Es originario de China.

Una imponente Casuarina equisetifolia australiana, de la familia de las Casuarinaceae, crecía hacia el cielo levantando su copa a unos 30 metros de altura.

Su tronco se ensancha en forma de pata de grulla para darle estabilidad.

No podía faltar el mediterráneo Acanthus mollis, de la familia de las Acanthaceae.

 Tampoco podía faltar una especie de bambú. El prestigioso experto madrileño Alfredo Barra ha identificado este bambú como del género Phyllostachys y me ha avisado de tres errores de identificación en otras plantas que ya he subsanado. Muchas gracias, Alfredo. Te debo varias ya.

Además de naranjos amargos en los Reales Alcázares de Sevilla también se cultiva el llamado calamondín, Citrus madurensis o Citrus mitis, de la familia de las Rutaceae.

Sus pequeños y numerosos frutos brillaban bajo el sol de mayo.

La celinda, Philadelphyus coronarius, de la familia de las Saxifragaceae, se cultiva mucho en los jardines sevillanos.

Sus flores de un blanco inmaculado con los estambres amarillentos parecen un enjambre de mariposas.

 Los geranios, Pelargonium peltatum, de la familia de las Geraniaceae, estaban rebosantes de flores.

Una Monstera deliciosa, de la familia de las Araceae, crecía a la sombra de unos naranjos amargos.

Cuando sus frutos maduran se puede consumir su pulpa que es muy dulce y recuerda a la piña tropical. Debe evitarse comer los frutos a medio madurar, pues contienen cristales de ácido oxálico que se clavan en la mucosa de la garganta, la lengua y el paladar como si fueran agujas microscópicas provocando una grave inflamación. Cuando el fruto está bien maduro desaparecen los cristales.

El culantrillo de pozo o de fuente, Adiantum capillus-veneris, un helecho de la familia de las Adiantaceae, ama las fuentes construidas por los árabes.

La fuente anterior cubierta por Adiantum capillus-veneris como si fuera una cabellera verde.

Detalle del helecho anterior.

Uno de los rincones que más me gustó fue este camino flanqueado por rosales cubiertos de flores rojas.

Según me ha informado Alfredo Barra a esta variedad se la llama precisamente "La Sevillana" y es muy apreciada por los jardineros madrileños. Su escaso número de pétalos me hace suponer que se trata de un rosal primitivo, muy cercano a los rosales silvestres.

Sus pétalos lucen un color rojo-sangre espectacular.



Siembra de esporas de Cantharellus lutescens

Su micelio vive en simbiosis como micorriza rodeando las raíces del pino blanco y el carrizo.

Tras ponernos las botas con una contundente paella valenciana cocinada por dos valencianos de pura cepa, Blai y Paqui del pueblo de Canals, la más deliciosa, sabrosa y hasta confitada que he comido en mi vida, mis amigos Marcelina y Biel me han regalado un tupper lleno a rebosar de Cantharellus lutescens, una seta muy aromática que en castellano recibe el nombre de rebozuelo anaranjado, trompeta amarilla y angula de monte.

Los han encontrado esta mañana entre la hojarasca de un típico bosque mediterráneo de pinos blancos, Pinus halepensis, encinas, Quercus ilex y carrizos, Ampelodesmos mauritanica. Según me ha explicado Marcelina el micelio de estos rebozuelos crece sobre las raíces de los carrizos como una micorriza simbionte.

También me han regalado los restos de limpiar los rebozuelos: bases de los pies llenas de tierra, sombreros aplastados, pies correosos de los ejemplares más viejos, varios trozos desechados del escasísimo y apreciado Boletus edulis y la hojarasca que les acompañaba, todo ello rebosante de esporas de Cantharellus lutescens y Boletus edulis.

Así que más contento que un niño con un juguete nuevo he subido al trocito de montaña adyacente al jardín donde crecen precisamente las especies boscosas antedichas, mecladas con acebuches, Olea europaea var. sylvestris, lentiscos, Pistacia lentiscus, aladiernos, Rhamnus alaternus y aulagas, Calicotome spinosa.

 Para la siembra de las esporas he escogido un claro muy fresco y húmedo entre encinas, pinos, acebuches, lentiscos y mucho carrizo.

Con la ayuda de un azadón he ido cavando pequeños hoyos de unos centímetros de profundidad muy cerca de la base de las plantas de carrizo.

En cada hoyo he echado un puñado de restos de Cantharellus lutescens y Boletus edulis, cubriéndolos a continuación con hojarasca, con la esperanza de que sus esporas germinen y se unan en simbiosis con las raíces del carrizo. Según parece ambas setas también viven en simbiosis con las raíces de numerosas coníferas, como el mismo Pinus halepensis mediterráneo.

Dentro de tres o cuatro años sabré si el experimento ha tenido éxito. Por supuesto Marcelina y Biel tendrán el privilegio de recolectar los primeros rebozuelos y con suerte también los primeros Boletus edulis que surjan del micelio simbionte de las esporas que hoy he sembrado.

Esta noche no he podido resistir la tentación de probarlos y me he preparado una sopa con ellos. Aquí tenéis la receta y unas imágenes:

Sopa de rebozuelos anaranjados y sobrasada de Vic.


Ingredientes

-Rebozuelos anaranjados
-Varias rodajas de sobrasada de Vic
-Una alcachofa
-Unos tirabeques
-Un trozo de pimiento rojo
-Dos tomates desecados en aceite de oliva
-Un ajo
-Aceite de oliva
-Sal marina

La sobrasada de Vic es un embutido mallorquín muy antiguo, parecido al fuet catalán, herencia culinaria de los repobladores catalanes que vinieron tras la conquista de la isla por los corsarios de Jaime I de Aragón hace 800 años.

Los tomates desecados en aceite de oliva son un regalo de mis amigos Agustina y Tomeu de Sóller.

La sal marina, en mallorquín "sal de cocó", es un regalo de mis amigos Marcelina y Biel de Bunyola. La recogen cada verano sobre las rocas salpicadas por las olas.

Os aseguro que me ha sabido a gloria.


Dendrocalamus giganteus, el bambú más grande del mundo

Desde niño siempre me han fascinado las cañas de bambú, tal vez por su aspecto antediluviano y tropical, pues son plantas muy primitivas y todas ellas crecen de forma natural en climas tropicales y subtropicales, aunque algunas especies pueden ser cultivadas en clima mediterráneo con algunas heladas ligeras y de escasa duración. Se originaron durante el Mioceno a partir de pequeñas hierbas gramíneas y se hicieron gigantescas tras varios millones de años de mutaciones adaptativas, gracias a la dureza y resistencia que les confirieron las sales de sílice que aprendieron a incorporar a sus tejidos. 

Semillas de Dendrocalamus giganteus compradas por internet hace 9 años con la Visa. Al recibirlas me llevé una gran sorpresa, pues parecen granos de cebada. Esperaba semillas muy grandes y por ello compré 250 gramos, creyendo que como mucho habría sólo una docena y resultó haber varios miles en el paquete.

Resulta muy curiosa la relación evolutiva entre el oso panda y ciertas especies de bambú. Recientes descubrimientos paleontológicos sitúan el origen del panda gigante en Europa, concretamente en la Península Ibérica (Nombrevilla en Zaragoza y Hostalets de Pierola en Barcelona), cuando el viejo continente tenía un clima tropical cálido y húmedo y estaba cubierto de bosques de helechos arbóreos, palmeras, coníferas y bambúes. Al enfriarse el clima europeo los ancestros de los bambúes tropicales y los primitivos osos panda precursores de la actual especie china, que se alimentaban de ellos, se fueron extinguiendo de norte a sur y de oeste a este, desplazándose sus poblaciones hacia Asia hasta la situación actual. Se puede decir que evolucionaron juntos en una especie de relación simbiótica entre las cañas depredadas y su oso depredador.

Como os iba contando, en invierno del año 2006 compré semillas en la web B & T World Seeds. Me llegaron a los 21 días, concretamente el dia 30 de marzo. Tenía la mala experiencia de haber fracasado en la germinación de un anterior pedido de semillas, pero en esta segunda ocasión ya conocía el truco para tener éxito. Eché dos docenas de semillas en un vaso, lo llené con agua caliente a la temperatura que podía soportar uno de mis dedos y le añadí varias gotas del lavavajillas Mistol. Tras 24 horas en remojo en aquel líquido escarificador procedí a sembrarlas en una maceta, que coloqué dentro de casa al lado del Termo eléctrico para mantenerlas a una agradable temperatura constante de unos 23ºC. Exactamente al cabo de una semana empezaron a germinar las primeras semillas, como la de la imagen.

 Dos días después ya había abierto la primera hoja.

Un par de meses más tarde, en junio, ya medían 30 centímetros.

 Aspecto de la pequeñas cañas que en nada se diferenciaban de cualquier gramínea herbácea, salvo en su dureza y resistencia por su elevado contenido en sílice. 

 A los cuatro meses de edad, en agosto de 2006, sembré las cuatro plantas más vigorosas en el mismo hoyo junto a una pared orientada hacia el sur. Como podéis ver sus hojas mostraban una evidente clorosis que desapareció a las pocas semanas. Era debida al riego de la maceta con agua clorada del grifo.

 Hojas de un vivo e intenso color verde.

Y aquí podéis ver el mismo grupo de Dendrocalamus giganteus ocho años y medio después. Este verano han brotado dos cañas de más de tres metros de altura y cuatro centímetros de grosor en la base. Algún invierno mis bambúes asiáticos, los más gigantescos del mundo, han soportado temperaturas de hasta -2ºC y han permanecido cubiertos por una capa de 10 centímetros de nieve durante 5 días sin que aparentemente les haya perjudicado en absoluto.


En sus países de origen, India, Bangladesh, Indonesia, Birmania, Sri Lanka y Tailandia, forma tupidos bosques casi impenetrables, sólo o acompañado de otras plantas tropicales como el árbol mundani, Acrocarpus fraxinifolius. Al no vivir en China, esta especie de bambú no forma parte de la dieta del oso panda. 

En clima tropical sus cañas pueden llegar a crecer hasta 40 centímetros en 24 horas y alcanzar la imponente altura de hasta 40 metros y un diámetro de más de 30 centímetros. No es un bambú invasor, pues todas sus cañas brotan alrededor de la caña más vieja sin echar rizomas invasores a distancia. 

Gracias a su extrema dureza y resistencia  por los cristales de sílice que forman parte de sus tejidos son utilizadas como material de construcción de casas, andamios y muebles. Un tramo entre anillos de su caña mide entre 30 y 40 centímetros y resulta tener una medida ideal para fabricar con él un cubo para transportar agua con sólo añadirle un asa de cuerda trenzada.


Los Helechos Híbridos del Valle de Sóller

El Valle de Sóller, situado en la costa noroeste de la Isla de Mallorca, cerca del mar y rodeado de montañas protectoras, es famoso por su extraordinaria belleza geográfica, por sus excelentes naranjas, por la gran calidad de su aceite de oliva, por su puerto de aguas tranquilas, por sus acogedores habitantes y también, aunque mucho menos conocido, por su rica flora pteridofita, sobretodo de pequeños helechos de la família de las Aspleniáceas, caracterizados por su fuerte tendencia a hibridarse entre sí. 

Valle de Sóller, el enclave más bonito de la Serra de Tramuntana. Al fondo se ve el mar.

La mayoría de helechos híbridos, por no decir todos, tienen una dotación cromosómica poliploide (triploide, tetraploide, hexaploide, etc..). Los tetraploides, con doble dotación cromosómica, son muy frecuentes entre los helechos y pueden tener dos orígenes:

1-Alotetraploides: por cruzamiento entre dos especies diploides diferentes (hibridación interespecífica), que da lugar a un helecho híbrido diploide. En la mayoría de casos estos híbridos alodiploides son estériles, producen esporas abortadas y mueren sin dejar descendencia. Sin embargo, a veces recurren a estrategias heterodoxas, genéticamente hablando y consiguen perpetuarse. Su secreto consiste en una mutación del gen que codifica el proceso de la meiosis, llamada Apomeiosis(ausencia de meiosis). En el momento en que debería producirse la meiosis dentro de los esporangios, para reducir a la mitad el número de cromosomas de las esporas, que normalmente son haploides (haplosporas), en lugar de meiosis se produce una mitosis, dando lugar a esporas diploides (diplosporas) que, cuando germinan, producen gametofitos diploides. El arquegonio femenino y los anteridios masculinos de los gametofitos generan oósferas y anterozoides diploides, que, una vez producida la fecundación, dan lugar a esporofitos alotetraploides, la mayoría perfectamente viables. Tienen todos los cromosomas del padre y todos los de la madre, no les falta ningún gen necesario para la vida. Esta alteración en la meiosis es relativamente frecuente en el mundo vegetal, sobretodo entre los helechos. De esta manera se han formado muchas nuevas especies.

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 Asplenium majoricum en hábitat soleado

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 Asplenium majoricum en hábitat sombreado.

Un ejemplo de helecho híbrido interespecífico alotetraploide es el Asplenium majoricum, que, aunque produce esporas abortadas, también produce muchas perfectamente viables ( diplosporas ), tantas que se le considera muy prolífico y ha colonizado las montañas de Sóller, Deiá y Fornalutx.

Asplenium fontanum.

 Asplenium petrarchae subsp. bivalens.

 Procede de la hibridación espontánea entre dos helechos diploides: el Asplenium fontanum (FF) y el Asplenium petrarchae ssp. bivalens (PP), dando lugar a un híbrido alodiploide estéril, el Asplenium X protomajoricum (FP), incapaz de reproducirse como tal por falta de homología entre los genomas, pero que recurre a la apomeiosis para perpetuarse, produciendo un hijo con doble dotación cromosómica, el antedicho Asplenium majoricum (FFPP).

El Asplenium majoricum es el híbrido más famoso. Fué descrito por primera vez en el Valle de Sóller en el año 1911 y se le dió el nombre de Mallorca, pues en un principio se le creió endémico de la isla, aunque después fué encontrado también en la Comunidad Valenciana y recientemente en el sur de Cataluña. Los botánicos consideran que los ejemplares valencianos y catalanes tienen un origen independente de los mallorquines, es decir, que son el resultado de una hibridación producida en la propia Península sin ninguna relación con los ejemplares del Valle de Sóller. Este diminuto helecho es muy promíscuo y se ha retro-hibridado con su progenitor Asplenium fontanum, dando lugar al híbrido triploide Asplenium X reichsteinii, muy vigoroso, de frondes ligeramente péndulas y más parecido a su abuelo-padre, con quien comparte el 66% del genoma; con el autotetraploide Asplenium petrarchaesubsp. petrarchae, dando lugar al híbrido Asplenium X sollerense, que parece un Asplenium majoricum gigante, con las frondes anchas y péndulas, pinnas grandes y pilosas, de un verde claro intenso; con el abundante autotetraploide Asplenium trichomanes subsp. quadrivalens, dando lugar al híbrido Asplenium X orellii, que a simple vista parece un Asplenium majoricum vigoroso, con las frondes ligeramente alargadas, pinnas sin tricomas y un llamativo y brillante raquis negro o granate oscuro, sólo verde en la punta de la lámina y, por último, con el autotetraploide Ceterach officinarum subsp. officinarum, dando lugar al escasísimo híbrido alotetraploide Asplenoceterach barrancense, con un fenotipo exactamente intermedio, que indica sin lugar a dudas quienes son sus progenitores.

 Asplenium X reichsteinii. 

Asplenium X sollerense.
Asplenoceterach barrancense.

Los dos progenitores y el hijo híbrido creciendo en la misma roca. 

 Otro ejemplar de Asplenoceterach barrancense con sus dos progenitores.

2-Autotetraploides: por duplicaciónde la dotación cromosómica de un helecho diploide (sin hibridación interespecífica). Como en el caso de los alotetraploides, a causa de la misma mutación que codifica la meiosis, se produce una mitosis donde debería haber una meiosis (Apomeiosis) en los esporangios de un helecho normal diploide, de manera que, en lugar de esporas haploides normales, se producen esporas diploides (diplosporas), las cuales al germinar dan lugar a gametofitos diploides, quienes a su vez generan gametos diploides y, tras la fecundación, producen un esporofito tetraploide, en este caso autotetraploide, ya que simplemente tiene el doble de cromosomas que sus progenitores, o sea, contiene dos genomas idénticos, por la unión de una oósfera diploide y un anterozoide diploide de la misma especie de helecho. En la naturaleza hay tres ejemplos bien conocidos de helechos autotetraploides perfectamente viables y muy abundantes: el Asplenium trichomanes subsp. quadrivalens, el Asplenium petrarchae subsp. petrarchae y el Ceterach officinarum subsp. officinarum.

 Asplenium trichomanes subsp. quadrivalens.

Asplenium petrarchae subsp. petrarchae.

  Ceterach officinarum subsp. officinarum.

Ya tenemos pues un helecho alotetraploide por hibridación y un helecho autotetraploide por duplicación genómica. Ahora viene lo dificil: tanto uno como el otro para lograr tener descendencia viable deben reproducirse con dos genomas enteros en el núcleo de sus células. Para conseguirlo tienen que producir esporas diploides viables con un número adecuado de cromosomas que respete la paridad, de manera que al hijo no le falte ningún gen necesario para la vida, algo perfectamente posible en los autotetraploides pero más dificil en los híbridos interespecíficos alotetraploides, los cuales generan muchas esporas abortadas, inviables y unas pocas viables, las suficientes para perpetuarse.

Otro caso especial son los híbridos triploides, la mayoría de los cuales al tener un número impar de cromosomas son estériles debido a la imposibilidad de formar gametos viables durante la meiosis. Pongamos por ejemplo el caso del Asplenium X reichsteinii (FFP), fruto del cruzamiento del Asplenium majoricum (FFPP) con su padre Asplenium fontanum (FF). Siguiendo un proceso normal de reproducción sexual, las posibles combinaciones genómicas de las esporas serían en su mayoría inviables ( abortadas ), por un número aberrante de cromosomas, por una combinación de genes incompatible con la vida o incluso por la ausencia total de cromosomas. No parece que sea el camino sexual el utilizado por este helechito para perpetuarse. Entonces, ¿cómo se explica que el Asplenium X reichsteinii sea tan abundante en ciertos bancales del Valle de Sóller? Un híbrido esteril suele ser un individuo solitario, anecdótico, que muere sin descendencia. Una posible explicación es que se salte las reglas, que pase de largo por la meiosis (apomeiosis), como ya hemos visto antes con los tetraploides, produciendo gametofitos triploides sin reducción genómica, y también se salte la fecundación y utilice otra inteligente estrategia reproductiva asexual, la Apomixis gametofítica, por una mutación que permite el crecimiento de un helecho adulto a partir de una célula somática del gametofito por partenogénesis. El hijo resultante tiene exactamente el mismo genoma que su progenitor, es un clon idéntico. Con esta doble estrategia, gracias a dos mutaciones que afectan al proceso reproductivo, consigue tener hijos clónicos perfectamente viables, copias idénticas al helecho-madre.

Asplenium azomanes en hábitat soleado.

Asplenium azomanes en hábitat sombreado.

Asplenium anceps, el patriarca ancestral, fotografiado en la Isla de Madeira.

Asplenium azoricum, hijo híbrido del anterior, fotografiado en la Isla de Faial del Archipiélago de las Azores..

Otro destacado híbrido entre Aspleniáceas que puede encontrarse en el Valle de Sóller es el Asplenium azomanes ( para los botánicos alemanes es el Asplenium trichomanes subsp. coriaceifolium ), un helecho formado hace unos 6 millones de años durante el período Messiniense, a finales del Mioceno, por la hibridación natural entre el alotetraploide Asplenium azoricum ( descendiente del Asplenium anceps ), que en la actualidad vive solamente en las Islas Azores y algún ejemplar del complejo Asplenium trichomanes (tal vez la subespecie hastatum), cuando colisionaron las placas tectónicas europea y africana y se cerró la salida del Mar Mediterráneo hacia el Océano Atlántico, formándose el Macizo Bético-Rifeño. A este movimiento tectónico  le siguió un período muy frío, que hizo que se helase la Antártida y se acumulase sobre ella el agua de los océanos en forma de hielo, bajando el nivel del agua de la Tierra unos 100 metros. Las lluvias disminuyeron mucho y el nivel del Mar Mediterráneo, sin el aporte hídrico del Océano Atlántico, bajó tanto que quedó reducido a unos pocos lagos muy salados. Estas cirscunstancias transformaron la región Tirrénica (Islas Baleares, Córcega y Cerdeña) en un todo contínuo con la Península Ibérica, la Península Italiana, el sur de Francia, el norte de África y la región Macaronésica. El período Messiniense duró un millón de años. Fué durante este período seco que se formó el Asplenium azomanes, poblando las rocas calcáreas orientadas hacia el norte y noroeste de las montañas del Macizo Bético-Rifeño y las montañas Baleares, que en conjunto formaban una sola cordillera montañosa sin agua que las separase. 

 El Macizo Bético-Rifeño durante el Mioceno.

Hace unos 5 millones de años el nivel del agua del Mar Mediterráneo subió de nuevo, al producirse un nuevo movimiento de las placas tectónicas europea y africana, que se separaron y se formó un gran surco que dividió en dos el Macizo Bético-Rifeño, dando lugar al nacimiento del Estrecho de Gibraltar, que permitió la entrada de agua oceánica hacia el Mar Mediterráneo. Esta entrada de agua, junto con un ligero calentamiento del clima global, que hizo subir el nivel de las aguas de los océanos en unos 60 metros, conformaron el estado actual del Mediterráneo. Entonces la población del Asplenium azomanes quedó fragmentada en tres regiones: las Islas Baleares (Mallorca, Ibiza y Formentera), que dejaron de ser montañas y se convirtieron en islas, el sur de la Península Ibérica: Cádiz, Málaga, Granada, Jaén, Albacete, Murcia y Almería en España y la província de Faro en Portugal y el Norte de Marruecos, desde Chefchaouen al Oeste de la Cordillera del Rif  hasta las rocas que rodean las Cuevas de Chameau en las Montañas de Beni Snassen.

Distribución actual del Asplenium azomanes. Coincide exactamente con lo que fue el Macizo Bético-Rifeño.

Una de las características más identificativas del Asplenium azomanes es la existencia de una pequeña aurícula en la base de las pinnas medias e inferiores dirigida hacia el ápice de la lámina, con uno o dos soros dentro de la aurícula. El fenotipo del Asplenium azomanes cambia mucho según el hábitat donde vive. Si crece en un lugar soleado tiene las pinnas grandes, brillantes, convexas, muy coriáceas y muy juntas, como encogidas sobre el raquis, dispuestas en distintos planos como un tejado. Por el contrario, si crece en un hábitat más sombrío, tiene las pinnas más pequeñas y redondeadas, de tacto más suave, muy separadas entre sí y dispuestas en un mismo plano. Lo que no cambia es el raquis que es siempre muy grueso, granate oscuro y brillante. 

 Asplenium X tubalense.

Asplenium trichomanes nothosubsp. malacitense, fotografiado en el pueblo gaditano de Cortes de la Frontera.

A partir de este híbrido ancestral se han formado dos híbridos alopoliploides: un alotetraploide en las Islas Baleares, el Asplenium X tubalense ( para los botánicos alemanes es el Asplenium trichomanes nothosubsp. barreraense), muy vigoroso con frondes de unos 30 cm. producto del cruzamiento entre Asplenium azomanes y Asplenium trichomanes subsp. quadrivalens y un híbrido hexaploide en Andalucía, el Asplenium trichomanes nothosubsp. malacitense, por cruzamiento con el Asplenium trichomanes subsp. inexpectans. Encontré este hexaploide andaluz a mediados de mayo del año 2008 en el municipio malagueño de Cortes de la Frontera en un torrente muy sombrío del Parque Natural de los Alcornocales.

Asplenium X helii nothosubsp. lainzii.

Asplenium trichomanes subsp. inexpectans.

El Asplenium trichomanes subsp. quadrivalens, autotetraploide, además de los híbridos ya mencionados, ha producido dos helechos híbridos más, ambos escasísimos:  el Asplenium trichomanes nothosubsp. lucanum, híbrido triploide por cruzamiento con el Asplenium trichomanes subsp. inexpectans (diploide) y  el Asplenium X helii nothosubsp. lainzii, alotetraploide, por hibridación con el Asplenium petrarchae subsp. petrarchae ( autotetraploide), que es muy parecido a su primo el Asplenium X orellii, pero, a diferencia de éste que es glabro, el Asplenium X helii nothosubsp. lainzii tiene tricomas o pelos glandulosos pluricelulares en el pecíolo y en la parte proximal del raquis, muchos de los cuales están ramificados.

Imagen microscópica de un tricoma ramificado del híbrido Asplenium X helii nothosubsp. lainzii, que permite su identificación.
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