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Leguminosas arbóreas: vainas y semillas

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Las leguminosas arbóreas, al igual que las arbustivas y herbáceas, son verdaderas campeonas de la supervivencia. Podríamos decir que se las saben todas para perpetuarse sobre la Tierra. Han conquistado todos los hábitats posibles, especialmente los más tórridos y secos. Un ejemplo de ello son las acacias de las sabanas africanas y australianas.

 
 Bellísima vaina en forma de riñón de Enterolobium contortisiliquum, un gran árbol tropical sudamericano que alcanza los 30 metros de altura y un grosor de tronco de dos metros. En sus países de origen le llaman Oreja de negro,  Timbó colorado, Timbó-puitá, Guanacaste y Pacará. Su corteza es muy rica en SAPONINAS, por lo que algunos pueblos nativos la utilizan como jabón. También contiene hasta un 22% de TANINO, siendo usada por ello en la curtimbre del cuero. Me mandaron esta vaina del Uruguay.

 Semilla de Enterolobium contortisiliquum

Todas las leguminosas viven en simbiosis con hongos micorrizas en sus raíces obteniendo ambos organismos un beneficio mutuo: el micelio del hongo absorbe agua y minerales del suelo y los transfiere al árbol, mientras que éste realiza la fotosíntesis en sus hojas y transfiere al hongo azúcares, proteínas y vitaminas. No acaba aquí el mutualismo de las leguminosas. En las mismas raíces, entre la maraña de filamentos del micelio de las micorrizas, viven proteobacterias fijadores del nitrógeno atmosférico que concentran en pequeños nódulos abonando la tierra de una manera natural muy efectiva. 

Gigantesca vaina de Flamboyant, Delonix regia, procedente de un árbol cultivado en un jardín público de la ciudad cubana de La Habana. Esta gran leguminosa tropical es considerada uno de los árboles más hermosos del Mundo, siendo cultivada como ornamental en parques y jardines públicos y privados de todos los países tropicales y subtropicales de la Tierra.

Bellísimas semillas de Flamboyant.

Con estas dos inteligentes estrategias asociativas las leguminosas son capaces de prosperar en tierras muy pobres y secas donde ningún otro árbol podría sobrevivir. Todos tenemos en mente la imagen de las enormes y solitarias acacias africanas del desierto del Kalahari y las sabanas del Serengueti con sus amplias copas aplanadas como parasoles que dan sombra a leones, guepardos, hienas, gacelas y elefantes. Sus nutritivas hojas protegidas por espinas temibles alimentan a las jirafas y a los antílopes y sus vainas son un verdadero manjar para los demás herbívoros. 

Vaina de Caesalpinia ferrea del Brasil y Bolivia. En sus dos países de origen recibe los nombres de Palo de hierro y Árbol leopardo. Su madera de gran dureza y calidad es utilizada en la fabricación de guitarras clásicas. Por desgracia contiene un potente alergeno, el 3,4-dimethoxydalbergion, que provoca sensibilización cutánea y fuertes brotes de dermatitis en los operarios que trabajan su madera. Por suerte la mayoría con el tiempo desarrollan tolerancia al alergeno y pueden seguir trabajando. Esta vaina procede de un árbol cultivado en un jardín del Uruguay.

Semillas durísimas de Caesalpinia ferrea.

Primeras vainas de mi árbol Mundani, Cedro rosado o Lázcar, Acrocarpus fraxinifolius, originario de Asia tropical, que fructificó por primera vez a los 25 años de edad. En las frondosas selvas húmedas de sus países de origen, India, Birmania y Malasia, alcanza proporciones gigantescas. Su madera es rosada con puntitos negros, muy apreciada para la fabricación de muebles delicados. Su rápido crecimiento ha extendido su cultivo forestal en Centro y Sudamérica y en África tropical, donde hay grandes plantaciones de esta leguminosa. Precisamente mi Mundani procede de una semilla traída por un matrimonio amigo de su viaje de Luna de miel a Kenia.
 
 Vaina de Mundani.

Interior de la vaina anterior.

Diminutas semillas de Mundani que al germinar se convertirán en árboles gigantescos.

Las algarrobas son los frutos del algarrobo, Ceratonia siliqua, la leguminosa arbórea más grande y útil del Mediterráneo.

Semillas durísimas de algarrobo, llamadas garrofines, utilizados en la antigüedad como medida de peso para metales preciosos, los llamados quilates. Su pulpa es muy rica en azúcares en una proporción de hasta el 40 - 50%. Con ella se obtiene una deliciosa harina negra que sustituye al chocolate, pues su sabor es casi idéntico. Las algarrobas de Mallorca trituradas sin los garrofines son exportadas a los países escandinavos como pienso para los renos de Laponia.

Abundantes vainas de Leucaena leucocephala, una leguminosa arbórea originaria de México cuyo cultivo se ha extendido a todas las regiones del Mundo con un clima mediterráneo y en muchos lugares se ha convertido en una verdadera plaga invasora. Sus hojas y brotes tiernos contienen hasta un 30% de proteínas y son un manjar delicioso y muy nutritivo para las cabras, ovejas y vacas, por lo que esta planta es cultivada como forraje por los ganaderos. En los mercados mexicanos no es difícil encontrar a la venta sus vainas tiernas y sus semillas que son consumidas por la gente como verdura. 

Sin embargo esta planta aparentemente comestible e inofensiva esconde un veneno peligroso, la MIMOSINA, un alcaloide antimitótico que provoca la caída del pelo del dorso de los animales, les agranda la glándula tiroides causándoles un bocio y les hace perder peso y apetito. Antes de saber esto yo cultivaba varias leucaenas en mi jardín y durante bastantes años me alimenté de sus vainas como si fueran alubias verdes, aparentemente sin ningún efecto negativo en mi organismo. Como ya era calvo, no me di cuenta si perdía el cabello y tampoco perdí peso ni dejé de tener un apetito voraz, lo cual no me hubiera importado, pues siempre me han sobrado bastantes kilos. 

En México saben que si se consume en cantidades pequeñas no tiene ningún efecto negativo para la salud. Otro caso muy diferente es el ganado alimentado casi exclusivamente con leucaena. Durante los primeros meses los terneros ganan peso rápidamente, pero poco a poco la cosa cambia y empiezan a perder el apetito, se les cae el pelo del dorso y en pocos meses adelgazan ostensiblemente por la toxicidad de la mimosina. 

Semillas de Leucaena leucocephala, muy ricas en proteinas y también de mimosina.

Por suerte un investigador australiano, el Dr. Raymond Jones, tras estudiar este problema durante 20 años en plantaciones forrajeras de leucaena de todo el Mundo, encontró la solución en el rúmen de las cabras de Hawai, una bacteria que se alimentaba casi exclusivamente de mimosina, degradándola y eliminándola del tubo digestivo del animal, con lo que desaparecía su toxicidad. En su honor la nueva bacteria fue bautizada con su nombre, Synergistes jonesii.  

Los ganaderos mexicanos de la región del Chaco tuvieron conocimiento del descubrimiento y solicitaron la ayuda del Dr. Jones, quien inoculó experimentalmente la bacteria en el rúmen de un grupo de terneros que se alimentaban exclusivamente de leucaena, dejando otro grupo de control sin inocular. Los animales con la bacteria hawaiana engordaron rápidamente con el nutritivo forraje hiperproteico de la leguminosa y en pocos meses alcanzaron un peso superior a 400 kgrs, mientras que el grupo control sin la bacteria engordó al principio pero rápidamente perdió el apetito, se le cayó el pelo y desarrolló un bocio, no superando los 200 kgrs de peso en el mismo período de tiempo. 

Tras varios experimentos el Dr. Jones concluyó que bastaba inocular la bacteria en el rúmen del 10% de los terneros de un rebaño para que el restante 90% se contagiaran en pocas semanas y el microorganismo pasase a formar parte de la flora bacteriana digestiva de todos los animales. Debía inocularse directamente en el rúmen, pues la Synergistes jonesii es anaerobia y muere fulminada en contacto con el oxígeno del aire.

 Bellísimas semillas de la leguminosa arbórea Azfelia africana con un capuchón anaranjado en su extremo proximal semejante a la cúpula de las bellotas. Vive en todos los países del África tropical donde recibe diferentes nombres: Kankalga, Lingahi, Savanna Doussié o simplemente Azfelia. Su madera de gran calidad fue utilizada en la antigüedad para la construcción naval. Hundido en el agua que rodea la costa de la isla indonesia de Belitung se ha encontrado un barco del siglo IX cuyo casco está hecho con madera de esta leguminosa arbórea. Se ha conservado durante más de un milenio gracias a su resistencia al agua. No dispongo de ninguna foto de sus vainas, ya que estas semillas fueron un regalo de unos amigos. 

 Curiosa disposición en estrella de mar de las vainas de la Acacia farnesiana, un arbusto que puede alcanzar proporciones arbóreas. Es originario de América tropical y subtropical y se cultiva en Europa desde hace cuatro siglos.

Vainas tiernas del Árbol del Coral sudafricano, Erythrina caffra, una planta con una floración espectacular. Su tronco y ramas carecen de madera propiamente dicha. En realidad es una hierba de porte arbóreo cuyo xilema al secarse adquiere la consistencia del cartón.

Vainas maduras de Erythrina caffra que se contraen y abren bruscamente para dispersar las semillas lo más lejos posible de su madre.

 Semillas muy duras e intensamente rojas del Árbol del Coral sudafricano. Hice esta foto y las dos anteriores a principios de mayo en el Jardín Botánico de Lisboa.

Vainas de Ceibo, Bucaré o simplemente Árbol del Coral rioplatense, Erythrina crista-galli, de bellísimas flores rojas, muy apreciado en Argentina y Uruguay, donde es venerado como el árbol y/o la flor nacional.

Semillas de Ceibo rioplatense de un color marrón muy oscuro. Hice esta foto y la anterior en un jardín privado del noroeste de la isla de Mallorca.

Vainas de Tamarindo, Tamarindus indica, importadas de Tailandia, adquiridas en un supermercado de Palma de Mallorca.

Interiorde las vainas anteriores con la famosa pulpa de tamarindo, muy dulce y ligeramente ácida, muy utilizada en la cocina de muchos países tropicales. Si hacéis un doble clic sobre este enlace de audio podréis escuchar la poderosa voz de la famosa Celia Cruz cantando la canción Pulpa del tamarindo.

Lustrosas semillas de Tamarindo. Se encuentran rodeadas completamente por la pulpa y como ocurre en la mayoría de semillas de leguminosas arbóreas tienen una consistencia muy dura.

Vainas del arbusto mediterráneo Anagyris foetida, llamado popularmente algarrobo o altramuz hediondo por la fetidez de sus hojas y sus frutos que avisa de su toxicidad a los potenciales herbívoros. Contiene ANAGIRINA, un alcaloide muy tóxico con propiedades eméticas y purgantes y especialmente peligroso por sus efectos teratógenos sobre el desarrollo de los embriones de los mamíferos y CITISINA, otro alcaloide tóxico con un efecto depresor de la respiración. Este arbusto, que puede alcanzar las proporciones de un pequeño árbol, es una reliquia de la flora subtropical del Terciario y es la única planta europea polinizada por aves, concretamente por currucas y mosquiteros. Sus flores amarillas tienen la forma, el tamaño y la disposición ideal de sus pétalos para que estas pequeñas aves puedan alcanzar con su pico la gotita de néctar del fondo de la flor. Curiosamente el néctar es la única parte de la planta que carece de toxicidad.

Bellísimas semillas azules de Anagyris foetida.



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